Llegó el colombiano Juan Carlos Osorio y parece venir dotado con mayor inteligencia emocional que muchos de sus antecesores.

Se nota en control de sus emociones y parece que establecerá la necesaria cercanía y distancia con los medios. Es ahí, en las conferencias, en las entrevistas de “chacaleo”, en dónde se han empezado a desvirtuar los procesos anteriores. Una palabra mal colocada, una interpretación sana o dolosa, y arde Troya.

Osorio tendrá que ser paciente como un monje tibetano para responder 10 versiones distintas de una misma pregunta. No resbalar ni engancharse con los que llevan el anzuelo de la mala leche. Si logra salir bien librado de esa marca personal muy mexicana, tendrá el entorno perfecto para su gran reto: hacer que los seleccionados jueguen bajo su estilo con muy poquitas sesiones, cosa muy distinta a lo que está acostumbrado con los clubes que ha dirigido.

De inmediato se advierte una persona educada e interesada en temas distintos al futbol; eso da perspectivas de claridad mental para tomar buenas decisiones. Habrá que juzgarlo sólo en los tiempos adecuados, sin el rigor del nacionalismo exacerbado ni las exageradas concesiones que da el malinchista.

Un técnico que elabora un discurso con conceptos y los hace públicos como Osorio, es un oasis en el medio, tan acostumbrado a técnicos de monosílabas y lugares comunes. No llega con grandes luces, pero destaca su preparación y sentido de superación permanente.

Debe vivírsela en el avión para estar checando la Liga y tomar el pulso con frecuencia a los exportados. Parece que en términos generales, la afición le da el beneficio de la duda, aunque no hubo ninguna gran celebración por su nombramiento. Más bien, la mayoría del público no lo conoce, por lo tanto, tampoco sus métodos. Los espacios reducidos son prioridad en su librito.

Ojalá no sobrecargue de información al jugador, luego suele ser el problema de entrenadores tan obsesivos con lo táctico, y saturan al jugador que entra en confusión y luego caos.

Bienvenido, pues. Una nueva etapa en la que urge una estrategia clara para que el desgaste sea en la cancha y no ante los micrófonos.

Twitter: Javier_Alarcon_

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