En sentida ceremonia de recordación por los petroleros que murieron en un accidente en la refinería de Salamanca, el líder histórico y nato del Sindicato Petrolero, compañero y licenciado, senador y diputado, prócer y proletario petrolero don Carlos de Romero y Deschamps, compartió con la Patria algunas reflexiones sobre ese tema que, con todo respeto, evíteme nombrarle: La Muerte.

Y dijo así con honda voz y viril gesto: “La verdad es que todos los que nacemos morimos, unos antes, unos después. Ojalá que nuestros compañeros salgan adelante”.

A raíz del impacto producido, la Subsección de Tanatología Aplicada, Exploración Metafísica y Perforación Escatológica del STPRM ha dispuesto recopilar otras máximas y sentencias expelidas por nuestro Líder desde la profunda sonda de Campeche de su sabiduría. Adelantamos algunas:

De que nos morimos, nos morimos. Esto es verdad. Pero morirse no importa si se sale adelante. Adelante es el lugar al que usted saldrá cuando se muera antes o después. Mientras más antigüedad tenga cotizando, más adelante saldrá.

Hay evidencia de que los que se mueren antes, se mueren previamente a los demás. Y qué bueno, porque si todos se murieran al mismo tiempo tendríamos que modernizar nuestras instalaciones.

Hasta hoy no se sabe de nadie que se haya muerto sin haber estado vivo, pero estamos trabajando en ello.

Apegarse a la ley es nuestro mejor recurso ante la muerte, por lo que ponemos a disposición de las autoridades toda la documentación necesaria.

El problema con la muerte ahora, a diferencia de antes, es que ahora corre riesgos graves de estancamiento.

La muerte es la misma que siempre, pero ahora viene revestida por una clara tendencia hacia la globalización.

La muerte nos llega a todos, pero no hay por qué maximizar el evento.

No debe temer la muerte quien está al tanto en el pago de sus cuotas transparentes.

A nadie convienen los roces entre la muerte y el personal.

El problema con México es que aún no hemos logrado que todos los compañeros vivamos para siempre, pero vamos a trabajar en ello y saldremos adelante.

Después del Sindicato, la muerte es la gran aglutinadora histórica.

No podemos permitir la contaminación de la muerte con la industria petrolera en momentos en los que urge caminar juntos.

Ante la muerte, ni descobijamiento ni solapamiento, sino el derecho de decir la última palabra.

La muerte a veces es aguinaldo, a veces venta de activos y a veces remate de chatarra, pero siempre es un recurso humano que se ha diversificado amplísimamente.

La muerte está harta de enconos y deseosa de consensos, por lo que debemos negociarla con el gobierno para juntos marcar la ruta promisoria que conduzca a un nuevo México que saldrá adelante.

Los señalamientos que nos hace la reacción sobre la muerte ignoran que si bien es una prestación colectivamente negociada, no surge de negociaciones extrañas sino de luchas históricas.

Sobre la muerte tenemos visiones disímbolas, pero siempre con el bienestar de México en mente.

La muerte es un insumo de cierta flexibilidad, pero no puede obligarnos al endeudamiento irresponsable que impida financiar nuevos proyectos.

PEMEX es una empresa de riesgos y el personal del sindicato sabe que implica riesgos. Es como vivir. Vivir implica riesgos. Por ejemplo, evíteme decirle: el riesgo de morir. Cuando voy en mi yate o en mi avión con mis perritos o mi familia también estoy implicando riesgos.

No hay que redimensionar a la muerte. Tampoco aminorarla. Como líder del máximo sindicato de América puedo evitarle que, con muerte o sin muerte, tenemos futuro.

Lo que menos deseamos es que Pemex y su sindicato enfrenten dificultadas por causa de confrontaciones con la muerte que, como sabemos, nos llegará a todos ustedes.

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