Algo huele mal en la justicia capitalina.
En la “tertulia política” de la primera emisión de Enfoque, Leonardo Curzio preguntó a María Amparo Casar y a Ricardo Raphael su opinión sobre la suspensión provisional que impide la toma de posesión (para quedarse un tercer periodo) de Edgar Elías Azar como presidente del Tribunal Superior de Justicia del DF.
Ambos coincidieron en que es una buena noticia, una vez que frena la permanencia de alguien muy cuestionado que se niega a dejar el puesto. “El Tribunal del Distrito Federal está corroído de corrupción”, dijo María Amparo. “Edgar Elías está acusado de servirle a los poderosos de la ciudad y de traficar con las sentencias judiciales”, puntualizó Ricardo Raphael.
Fueron muy críticos, muy claros.
Incluso, María Amparo Casar comentó cómo sufrió de manera personal el actuar del TSJDF de Elías Azar.
No es la primera vez que escucho esto.
Desde el propio Poder Judicial me comentan que hay un régimen de terror. Por una parte Elías se protege con los poderosos y amedrenta o hace cómplices a los débiles. Miedo o complicidad paralizan a los jueces y magistrados. Así es como ha construido su esfera de impunidad y fuerza, me indican.
Elías tiene a los factores reales de poder de su lado. Basta ver sus informes, a donde llegan políticos, jerarcas de la iglesia, empresarios de medios, etcétera. Cómo estará la cosa que celebran festivales de fin de año ¡en el Estadio Azteca!
Ojalá cada vez más personas, como María Amparo, platiquen sus historias.
Del actuar judicial de Edgar Elías Azar conozco lo que me han informado mis fuentes. Pero tuve una experiencia que muestra otra cara del magistrado.
Me encontraba con dos compañeras de Efekto Noticias cubriendo el mensaje como nuevo jefe de Gobierno de Miguel Ángel Mancera en el Auditorio Nacional. Elías Azar entró con un grupo de empresarios de medios de comunicación, puros hombres.
A la hora de saludarnos, volteó con los demás señores y les dijo: “Miren, a las tres las voy a hacer magistradas.”
Nos quedamos mudas. Después comentamos: “¡¡Magistradas, tu *#*+M%&!!”. Qué tipo. Qué impotencia. Qué coraje.
Algunos pensarán que es parte de nuestra cultura, algo gracioso, simpático o peccata minuta… A nosotras nos hizo sentir muy mal…
El hecho expuso mucho del personaje… No sólo ofende a periodistas, magistradas y mujeres en general. Ofende al Poder Judicial.
¿Qué va a suceder con él? Es incierto. Podría seguir al frente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
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