TPP con alfileres

Este se tomó a la mitad de octubre pasado, en el incierto no solo de la eventual llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, sino del rechazo de la contraparte, Hillary Clinton.

La candidata demócrata había dicho que como candidata, como presidenta electa y en funciones rechazaría el concierto mercantil, por más que los analistas ubicaban una rendija en que la frase se alargaría con “en los términos actuales”.

Los países que aceptaron jugar el volado son Nueva Zelanda, Australia, Japón, Malasia, Singapur y Vietnam.

Las naciones que permanecen a la expectativa son Brunei, Canadá, Chile y Perú.

La esperanza hasta hace unos días se centraba en el llamado lame duck, es decir el periodo de transición que se abrió el 9 de noviembre y culmina el 20 de enero, en que se mantiene la estructura actual del Congreso de Estados Unidos.

La apuesta apunta a que éste le diera el sí al documento enviado por la actual administración, al margen de futuras posiciones políticas, lo que complicaría su rechazo por la administración Trump.

Sin embargo, como usted sabe, el presidente Barack Obama ya ordenó replegarse a sus cabilderos, lo que implica dejar la decisión íntegramente en el Congreso.

En una comparecencia ante el Senado el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, había señalado si eventualmente el lame duck no fuera utilizado como rendija, entonces esperaría a que la nueva administración reflexionara sobre el asunto.

Esperanza inútil.

La Comisión de Comercio Exterior de Senado, encabezada por Héctor Larios, convocó a ocho foros públicos de discusión a partir de la primera semana de noviembre.

Como usted sabe, el documento final de la negociación se firmó el cuatro de febrero del año pasado.

La posibilidad del TPP la fraguó la Casa Banca como una alternativa para contrarrestar el poderío exportador chino.

El país de la muralla había integrado un concierto de naciones afines al que se había agregado a Brasil.

La intención original era que Estados Unidos se adhiriera a un bloque Asia-Oceanía en el que estaban integrados Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei y Vietnam. A la apuesta original se sumarian rápidamente Canadá y Chile.

La posibilidad de México fue totalmente fortuita. Hete aquí que en una visita a Washington el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, se encontró al que había sido su homólogo en Chile, quien le dijo que estaba, justo, cabildeando la inclusión de su país.

Aunque el paso no fue fácil, Aspe logró interesar al gobierno sobre la conveniencia de hacer lo propio, dada la importancia mercantil del bloque.

Las versiones hablaban en su momento de que una de las condiciones de la Casa Blanca para aceptar a México había sido la derogación de una disposición fitosanitaria contra sus exportaciones de papa, lo que provocó, desplegados a calce, una reacción airada de los productores locales que advertían de la posibilidad de plagas.

El último país en llegar a la concentración mercantil fue Japón, cuya posibilidad la frenaba la oposición de las firmas automotrices de Estados Unidos.

La negociación se llevó dos años.

La madre de todos los acuerdos mercantiles por el volumen de flujo y potencial exportador se sostiene con alfileres.

Balance general. Finalmente, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes validó la oferta del consorcio Altán lo que allanó el camino para adjudicarle la concesión para operar la red compartida, es decir un espectro de 90 megahercios de la banda de 700 para convertirlo en una suerte de carretera de cuota.

El clan ganador, financiado por el banco estadounidense JP Morgan, lo encabezan las empresas Axtel y Megacable. El escenario se asume como Asociación Público-Privada.

La promesa habla de invertir 7 mil millones de dólares a lo largo de la vida de la concesión. Altán, como usted sabe, se quedó solo en la recta final de la licitación al descalificarse a la firma irlandesa Rivada por incumplir en tiempo con la exhibición de un depósito de garantía de mil millones de pesos.

La firma intentó revocar el castigo por la vía de un amparo que le fue negado tanto por la vía civil como la especializada en telecomunicaciones y competencia.

La operación de la red compartida, aplazado dos años el proceso por la SCT, pese al mandato de ley, llegaría hasta marzo de 2018.

Dedo en el renglón. Sin existir aún una resolución en firme sobre tres demandas previas planteadas por los damnificados de la financiera popular Ficrea contra la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a quien acusan de negligencia, ya llegó la cuarta.

La novedad es que ahora se añade un nuevo ingrediente al asumirse un posible conflicto de interés del funcionario encargado directamente de la supervisión.

Además, se cuantifica el daño en 30 millones de pesos.

El común denominador de las querellas es exhibir documentos en los que la supervisión del organismo ubica una serie de irregularidades en el manejo de los recursos de los ahorradores. Sin embargo, la instancia no alertó a éstos. Cuando finalmente se decidió a intervenir a la intermediaria, su principal directivo ya había huido con el botín. Largo via crucis.

Mister amigo. Desmantelada la Cámara de Comercio México-Estados Unidos que planteaba las dos caras de la moneda como opción para cabildeo o presentación de estudios conjuntos, la estrategia de la cúpula empresarial apunta a crear un bloque de corporativos afines para defender el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La idea es plantear un frente común con base a intereses cruzados. Las firmas estadounidenses instaladas en México y las mexicanas ubicadas allende el Bravo.

De la cadena Wall Mart a Coca Cola de México, las armadoras Ford, General Motors, pasando por el Citibanamex, Kansas City, Southern, en combinación con Cementos Mexicanos, Maseca, Bimbo…

En la jugada estará la Cámara Americana de Comercio y el Consejo Mexicano de Comercio Exterior.

El primer signo es la ratificación de las multinacionales del país de las barras y las estrellas de que mantendrán sus planes de expansión a futuro en México.

La primera de la tarde fue Wal Mart.

albertobarrancochavarria0@gmail.com