Texto: Erick Ponce y Uriel Gámez
Fotos actuales: Erick Ponce
Diseño web: Miguel Ángel Garnica

Las rotativas son eje fundamental para la vida y la circulación de un diario. Sin éstas la información recabada por los reporteros, redactores, editores y ensamblada por diseñadores no podría publicarse. Pero, ¿qué son estas máquinas? Son las impresoras del periódico, las que permiten que todos los días cada página del periódico luzca con información y color.

Sin embargo, pocos notan la enorme labor que debe realizar el equipo de trabajadores que encargan de la impresión de las páginas del periódico. Durante las noches deben organizar los pliegos de papel que integrarán cada sección, para después pasar al proceso de empaquetado para ser distribuido a los millones de habitantes del país.

EL UNIVERSAL desde su fundación, en 1916 por Félix F. Palavicini, y hasta la actualidad, próximo a cumplir un Centenario de vida bajo la presidencia del Lic. Juan Francisco Ealy Ortiz, ha sido impreso en distintas rotativas. Desde estadounidenses hasta alemanas.

Por qué los nombres de nuestras rotativas

El Gran Diario de México se imprimió por primera vez en una rotativa tipo Goss de cuatro pisos. Esta rotativa fue adquirida a la Goss Printing Press Company, compañía estadounidense que en su momento fue la más avanzada de su tipo en América Latina. Se le asignó el nombre de “La Constituyente” porque en ella se imprimió el pirmer número de EL UNIVERSAL y porque en su primer año de vida en nuestro servicio, tras la promulgación de la Constitución de Querétaro, en ella se hizo la primera edición de la Carta Magna.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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Actualmente se exhibe de forma permanente en la explanada del Congreso de la Unión en San Lázaro desde que fue donada por EL UNIVERSAL en 1986.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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Otras rotativas han formado parte de la gran infraestructura de este diario y han recibido distintos nombres, como la “Iturbide”, llamada así por el Centenario de la Consumación de la Independencia; la “Carlos Muñana”, en honor al primer fotógrafo de EL UNIVERSAL; la “Bucareli” por el nombre de la avenida donde el diario levantó el edificio para sus oficinas y talleres, y la “Carlos Alcalde", en honor a un dibujante del periódico. Todas ellas marcaron el arranque de El Gran Diario de México.

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Rotativas, área de experimentados

El manejo de estas máquinas requiere de capacitación y experiencia, es por eso que dos de los trabajadores más antiguos nos hablan hoy de esta labor: Carlos Argote y Mario Alberto Lemole. Ambos iniciaron su trabajo en esta área en 1975, a los 15 años de edad. Actualmente cada uno tiene ya 41 de experiencia.

Lemole nos cuenta que “en ese tiempo entrábamos como aprendices del departamento de prensas”.

Hoy, Carlos Argote ya es jefe de prensas. Su horario es de 6 de la tarde a 3 de la mañana, en tanto que Mario Alberto Lamole, varía su horario, algunos días a las 5 de la mañana y sale a medio día y otros de 6 de la tarde a 3 de la mañana. La rotativa termina de imprimir cercana a esa hora.

Mario Alberto Lemole dice que conocía las instalaciones desde niño y lo que se hacía en los talleres, ya que su padre también trabajó en el periódico y en ocasiones lo llevaba a ver cómo se imprimían cada una de las secciones. “Como yo ya quería empezar a trabajar, le pedí a mi papá que me llevara al periódico”.

En el caso de Argote sucedió algo similar, pues su hermano también trabajaba en la empresa. Sin embargo, él no tenía conocimiento de lo que había que hacer, así que aprendió con el paso de los años. Llegó de Michoacán, de trabajar en el campo. “El me metió. Cuando entré me empezó a gustar porque el trabajo no es nada aburrido. Cada día es algo diferente, cada día sale algo nuevo qué hacer".

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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Aunque el turno era nocturno y la labor pesada no les importaba pues lo que ellos querían era tener trabajo. Cargaban las placas hechas de aluminio y plomo, en donde las páginas estaban grabadas, para ponerlas en las máquinas e imprimirlas, colocaban de manera manual los enormes rollos de papel –que pesan entre 650 y 700 kilos– y movían los rodillos de tinta para comenzar a imprimir.

Empezaron recibiendo los periódicos, formando postetas (paquetes) de 50 ejemplares para hacer “bultos” que eran transportados a la zona de distribución, pero fueron aprendiendo cada una de las tareas gracias a sus jefes, además de su interés y curiosidad.

El día que no olvidaran: 19 de septiembre de 1985

Durante cuatro décadas, han sido muchos los días que recuerdan, pero quizá el que más está en su memoria es el 19 de septiembre de 1985, día en que se registró un sismo de 8.1 grados. “De las cosas más duras que se han vivido aquí fue el temblor. Yo no recuerdo otra cosa más fuerte que aquí hayamos vivido”, declara Carlos Argote.

Ese él día decidió quedarse un turno extra después de terminar de imprimir el periódico para limpiar las máquinas. “Eran como las siete de la mañana, y las rotativas ya habían acabado de trabajar el tiraje del día. A las siete entraba el personal que lavaba las rotativas y yo en ese tiempo era ayudante de prensas. Necesitaba dinero y como aquí siempre ha habido manera de hacer tiempo extra, yo me quedaba. A veces faltaba algún lavador y ese día faltó alguien. Hasta me arrepentí de haberme quedado”.

“El maestro”, como Mario llama al señor Argote, aún recuerda aquel instante como si hubiera sido ayer. Eran las siete de la mañana con diecisiete minutos, cuando el suelo de la Ciudad de México se cimbró por el terremoto. “Andaba hasta arriba lavando la máquina cuando empezó el temblor”.

En tanto, Mario recuerda que descansaba a esa hora en su casa, ya que su horario habitual comenzaba a las diez de la mañana. Recuerda cómo tuvo que transportarse para llegar al periódico, pues debía estar ahí para la impresión de EL GRÁFICO, el cual en ese entonces era vespertino.

Recuerda que ya sobre Reforma tuvo que llegar caminando, “pero en Tlatelolco había muchos edificios caídos, no dejaban pasar. Yo en ese tiempo vivía en Aragón. Salió un especial del temblor con todo lo que había pasado. Ya para llegar aquí, esta calle (Iturbide), estaba llena de escombros, no se podía ni pasar”.

Los siguientes días no fueron fáciles para Carlos y Mario, ya que los medios para llegar al diario y retirarse a casa eran escasos. Incluso los propios trabajadores y la empresa tuvieron que apoyarse para las comidas, pues no había negocios abiertos para abastecerse de alimentos, en medio de la emergencia y para no contraer ninguna enfermedad.

A pesar de que se hicieron estudios y evaluaciones que indicaban que los daños del edificio que resguardaba las máquinas eran mínimos, el 24 de diciembre de 1988 se empezó a construir un nuevo inmueble en la calle Iturbide número 11, con elementos reforzados para que sostuvieran la maquinaria del periódico. Éste ahora consta de un sótano y cinco niveles, siendo tres los destinados a las rotativas.

La inauguración de la rotativa Harris 845 y la 1660

Otras de las grandes experiencias que han vivido dentro del periódico es haber estado en la inauguración de algunas rotativas, a las que han asistido distintos presidentes de la República. Aunque el ahora Jefe de Prensas, Carlos Argote, recuerda más la visita del entonces mandatario Carlos Salinas de Gortari, ya que en ese momento era encargado de la máquina 1600.

“Recuerdo muy bien cuando vino Salinas, yo ya estaba de encargado en la máquina 1600. Se estaban haciendo pruebas, buscando los mejores rollos para que cuando llegara el presidente no se fuera a romper el papel y no nos regañaran. Llegó y le metió todo el dedo al botón y se arrancó la máquina a todo lo que daba. Por si algo salía mal, teníamos otra máquina de respaldo para que sacara el mismo tiraje. Y el presidente junto al Licenciado Juan Francisco Ealy, estaban esperando el periódico impreso para dárselos”.

El 26 de septiembre de 1989 se inauguró la rotativa Harris 845 con la presencia de Salinas de Gortari. Ésta fue nombrada “Félix F. Palavicini”, en honor al fundador del periódico. Ese día también se imprimió un diario extra en tiempo récord. Cuando el entonces presidente del país y el Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz se retiraron, ya llevaban en la mano el impreso con el título “EL UNIVERSAL sigue creciendo”.

El viernes 15 de agosto de 1991 partieron 21 tráileres que transportaron desde Matamoros, Tamaulipas hasta la Ciudad de México la  rotativa Harris 1660, así el diario inició una nueva etapa de modernización. Ésta venía desde Rhode Island, Nueva York. “El cargamento de 200 toneladas fue recibido al día siguiente en el Toreo de Cuatro Caminos” y su instalación en el periódico fue de 43 días: un récord.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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El proceso de impresión

Con el paso de los años se han dado constantes transformaciones en las formas de impresión; el paso de los sistemas calientes al offset en los setentas. En el diseño del periódico; por ejemplo, cuando en 1998 se contrataron los servicios del Instituto Americano de la Prensa para trabajar en la nueva imagen del diario, para cambiar su rostro del blanco y negro al color. Además de los cambios tecnológicos con las nuevas rotativas. En el 2002, EL UNIVERSAL adquirió tres nuevas rotativas, entre ellas la más reciente, la  RegioMAN que es de tecnología alemana. Para su instalación vinieron ingenieros germanos con los que la comunicación no se vio afectada, pues  “había gente que sabía hablar español y además traían traductor, pero incluso nosotros fuimos a Alemania a capacitación. Su trato no fue difícil, fue agradable la convivencia con ellos".

Carlos Argote y Mario Lemole también se han renovado y conocen casi de memoria el proceso de impresión del periódico.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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“Redacción diseña la página. Ellos redactan y ocupan sus espacios. Si no les alcanzan, aumentan las páginas. La página llega a preprensa, a transporte de placas, ahí es donde se elaboran las placas con un rayo láser. Se graba la imagen en una placa que previamente tiene una emulsión sensible a la luz y el rayo láser quema la emulsión y lo que quema es lo que queda fijo en la placa. Esas placas son las que metemos en las rotativas y medimos densidades, los valores de tinta. Nos mandan las páginas diseñadas para ver qué colores tienen y en ellas nos basamos para entonar (calibrar el color)”, explica Carlos Argote.

Trabajar en las rotativas implica tener agilidad mental, “echarle un poco de inteligencia, porque el trabajo no es pesado como antes”, se tiene que estar a las vivas para evitar un accidente, cuenta Argote. Para evitar estos sucesos se necesita tener precaución y utilizar el equipo adecuado como “tapones auditivos (para el ruido) y zapatos con casquillo”, ahora las tintas ya son ecológicas y no dañan los pulmones, antes estaban hechas a base de petróleo y sí perjudicaban la salud.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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Estas máquinas tienen un sistema de alarma que avisa cuando va a empezar a trabajar “y avisa para que si tienes las manos dentro de unos rodillos las puedas sacar”, esta suena con diez segundos de anticipación, de tal manera que todos la oyen en el área.

El proceso de impresión se llama Offset/impresión indirecta, su funcionamiento es que primero “de la placa pasa a un hule y del hule al papel, ya no es directo como antes”, lo que se traduce en mejor calidad de imagen en el papel. El secado de la tinta es inmediato. Las tintas utilizadas son de una marca estadounidense y una mexicana, ambas de alta calidad.

Más que un trabajo, una responsabilidad

“Yo ya no creo llegar a los cincuenta años trabajando aquí, yo cumpliendo los 60 me retiro. Pero uno nunca sabe, dice uno eso y luego se queda más tiempo. Por ejemplo dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, declara Argote. “Es como cuando estoy de vacaciones, pasan dos días y digo: ya quiero irme a trabajar”, añade Mario Lemole entre risas.

Carlos Argote mira su trabajo como una responsabilidad que debe cumplir, aunque en un inicio lo veía como una necesidad. Para él lo más importante es que no exista día en el que el diario EL UNIVERSAL no esté en cada puesto de periódicos. “El periódico tiene que salir diario y así espero que siga, aún después de los cien años”, expresa.

Las rotativas, el corazón de El Gran Diario de México
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Tanto para Mario como para Carlos se trata de un trabajo en equipo, en el que todos tienen que poner de su parte, y aunque ambos ya piensan en el retiro, miran su labor con gusto y asumen que es una gran responsabilidad, pues cada día tienen que enfrentarse a distintos problemas para que se logre sacar el tiraje. “Por ejemplo, un día hay que hacer lo de costumbre, pero se descompone una máquina, entonces tienes que enfrentarte al reto de sacar la producción que esa máquina no va a hacer porque no sirve”, comenta Lemole.

Lo que más les apasiona de su trabajo es que no hay monotonía. "nunca es lo mismo, diario cambian las paginaciones, el color. En una semana trabajamos en dos o tres máquinas diferentes. Yo coloco a la gente para que trabaje en las máquinas o los cambio de lugar. Cada máquina es diferente, pues cada una imprime una sección distinta".

Fotos antiguas: Archivo de EL UNIVERSAL.

Fuentes: Entrevistas para EL UNIVERSAL con Carlos Argote Melchor,Jefe de prensas, y  Mario Alberto Lemole, supervisor de rotativas en El Gran diario de México; consulta del libro Espejo de nuestro tiempo. 90 años de El gran diario de México, 2006. MVS Editorial; Historia de EL UNIVERSAL. El Gran diario de México. 1916–1991, El Universal Compañía Periodística Nacional S.A. de C.V; EL GRÁFICO y EL UNIVERSAL del 19 de septiembre de 1985.

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