Texto: Daniela Muciño, Ruth Gómez y Carlos Villasana
Foto antigua: Colección Carlos Villasana-Torres
Foto actual: José Antonio Sandoval Escámez

La foto que ves en pantalla fue tomada en 1913 en el zócalo de la Ciudad de México, la escena es frente al portal de Mercaderes a la altura de los sombreros Tardan. La imagen fue capturada durante la Decena Trágica, periodo de diez días en el que un grupo de inconformes se levantaron en armas contra el gobierno del presidente Francisco I. Madero, como resultado de los enfrentamientos se aprecian estos tres cadáveres de civiles, de quienes no se tiene registro de sus nombres.

Hasta ese momento, la Ciudad de México, que había permanecido lejos del campo de batalla post revolucionario, conoció la muerte de civiles en sus calles, donde se escuchaban los gritos de los heridos, el retumbar de cañones y la lluvia de balas, según información de la misma Secretaría de la Defensa Nacional.

Madero había perdido el enorme apoyo que alguna vez tuvo, ya que cuando llegó a la Presidencia, había muchas expectativas de revolucionarios, de campesinos y de obreros, respecto a las medidas que tomaría su gobierno, las cuales no cumplió. Su posición moderada y conciliadora con los porfiristas, desalentó a quienes esperaban que la trajera transformaciones radicales.

También se opusieron al gobierno los senadores, los terratenientes y los intereses extranjeros. Además, el maderismo no satisfacía los intereses económicos de los Estados Unidos y William Taft, su presidente, a través de su embajador Henry Lane Wilson, mantuvo estrecha relación de apoyo con Victoriano Huerta, general cuya traición se consumó en este golpe de Estado que lo ascendió al poder y que culminó con la muerte del presidente Francisco I. Madero y del  vicepresidente José María Pino Suárez, quienes fueron asesinados cuando eran trasladados a la penitenciaría de Lecumberri –ahora Archivo General de la Nación- pero nunca llegaron, pues fueron bajados del transporte en la parte trasera de El Palacio Negro y asesinados con disparos por la espalda.

Héctor de Mauleón, en su artículo "La noche de los asesinos", abordó este tema y escribió que a Francisco Cárdenas se le ordenó matar al presidente Madero y que "no se trataba de un fusilamiento en forma, sino de simular un ataque a la escolta y que en la refriega mueran el señor Madero, el vicepresidente Pino Suárez y el general (Felipe) Ángeles".

Hoy,  en esta calle se ve a empleados de saco y corbata que bromean cuando a la hora de la comida llegan a 5 de febrero. Se escuchan merolicos que ofrecen el menú del día y se ve a los novios que se emocionan, quién sabe con qué ilusiones, al ver los anillos y demás joyas en las vitrinas de los negocios, algunos muy antiguos.

Debajo de los arcos que fueron testigos de los enfrentamientos hace 103 años, encontrarás varios comercios y a transeúntes refugiándose del sol que en la tarde “pega muy duro”, o eso dice Juana a EL UNIVERSAL.  Ella es policía preventiva y desde hace 10 años resguarda estos portales, “¿que por qué tengo este trabajo?”- repite nuestra pregunta- “no, pues la necesidad. A veces me preguntan, ¿poli a poco está cuidando a los que están dentro del Palacio? Sí - les digo - pero estoy cuidando que no se salgan…” y luego le lanzamos otra: ¿Se imaginaba que en estas calles sucedió esta escena? “No, no sabía, pero ya me imagino cuántos hubo…han de haber sido muchos”. Miguel, el bolero de este lugar, tampoco sabe por qué hay muertos en la foto que le mostramos.

Aquí también está Pool, un escultor que desde hace 5 años viene por las tardes religiosamente a estos portales, a pesar del dolor provocado por la escoliosis múltiple de su columna, producto de un accidente en el que perdió a su esposa e hijo, que le impide caminar sin muletas y le provocó tener una pierna más corta que otra. Antes del accidente, Pool era ingeniero en sistemas pero ya no volvió a su trabajo porque dice que sufrió discriminación a raíz de su discapacidad.

“Mi columna podría volver a su lugar, pero eso requiere operaciones y las operaciones cuestan mucho.” Con sus manos trabaja el aluminio para convertirlo en flores, colibríes, y criaturas fantásticas que vende después para mantenerse “me gusta hacer sobre todo seres mitológicos, porque la mitología es la fuente de todo”, nos  respondió al cuestionarle en qué se inspiraba, además de decirme: “¿Ya leíste la metamorfosis de Kafka?, todo en la vida es transformación, no debes tener miedo”,  y así es, claro que este lugar, a pesar de ser el mismo, se ha transformado… igual que Pool.


Foto: Decena trágica, en la Plaza de la Ciudadela. Autor: Manuel Ramos, Librería DeGolyer de la Southern Methodist University.

Fuente: "La Decena Trágica” en Momentos Estelares del Ejército Mexicano, Fascículo 5, SEDENA, 2010; artículo “” de Héctor de Mauleón; Pool y Juana.

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