Esta semana se entregaron los premios nacionales que organiza el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en su décimo primera edición; y entre varios de los galardonados, el premio de Fotografía se lo llevó un colega de casa: Yadín Xolalpa, fotógrafo de EL UNIVERSAL; otro premio pues, para el departamento de foto de Bucareli 8.

Este certamen reconoce cada año el talento de los periodistas que cubren asuntos sobre igualdad y no discriminación en México; pero más allá de esto, como lo expresé en la premiación del pasado martes, si somos francos, este premio realmente no debería existir, así como tampoco tendrían que existir comisiones de la verdad o fiscalías para los desaparecidos.

Así es, este premio y los contenidos que hemos visto, en realidad hablan muy mal de nuestra sociedad, en ningún país moderno, democrático y de plenas libertades tendríamos que tener este tipo de celebraciones, porque si no hubiera discriminación, estos premios no serían necesarios de ninguna manera. Sin embargo, resulta que en nuestro México es fundamental la existencia de este tipo de convocatorias, porque atiende y visibiliza un problema social profundamente enraizado en nuestra gente, derivado en muchos casos de ignorancia, corrupción y pobreza.

Llevamos 11 años revisando los materiales de nuestros colegas, más de 900 trabajos en la última década y seguimos viendo lo mismo, imágenes de miseria, marginación y relatos de abandono sin fin, el rostro de la desesperanza pues.

Y en esta última edición, Yadín, periodista egresado de la UNAM, gana por su trabajo El sinuoso camino de las letras, publicado hace unos meses en el semanario Domingo, con una serie en blanco y negro tomada en Chiapas, la cual recoge los rostros de niñas y niños en una escuela sin nada, salvo tres sillas y en condiciones paupérrimas de operación.

Y es precisamente a lo largo de este ensayo fotográfico que podemos ver exactamente el rostro de la discriminación sin maquillaje. Yadín lo explica así : “Si las condiciones de educación, que son un pilar importante para formar una sociedad más justa, educada y equitativa, no cambian, las perspectivas son poco alentadoras pues se condenará una vez más a generaciones a replicar las situaciones de pobreza y marginalidad quitándoles las oportunidades de un futuro mejor”.

Hay mucho que hacer para revertir el fenómeno de la discriminación en nuestro territorio y, quizá, nosotros no veamos el final del contexto social que la fomenta, como tampoco veremos el fin del imperio del narcotráfico o la corrupción, pero ojalá que las futuras generaciones, al menos, nos recuerden como los pioneros en su combate, como los primeros que levantamos la voz en el arranque del siglo XXI y nos ocupamos de  atacar y visibilizar estos problemas.

Ojalá.

Felicidades pues al ganador y a sus editores aquí en el diario por el buen tino de publicar este tipo de trabajos. Enhorabuena.

@MxUlysses

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