La selva tropical húmeda es nuestro ecosistema más frágil. Representa la mayor biodiversidad nacional.

No obstante su importancia, está profundamente amenazada por el cambio de uso de suelo.

Lo interesante es que, hoy, hay solución. Mañana no.

Nuestra selva tropical húmeda mexicana cubría 12 millones de hectáreas. Quedan 1.2 millones de hectáreas. El 10 por ciento. Aún es el segundo macizo forestal más extenso en América, después del Amazonas.

Entre los servicios ambientales que ofrece podemos mencionar:

• Alberga el 30% de la diversidad biológica de México.

• Contiene las aguas más puras del país.

• Impacta directamente sobre el éxito en la producción pesquera del Golfo de México.

• Retiene carbono y produce oxígeno, como ninguna otra área.

• Regula inundaciones.

• Contiene un patrimonio cultural extraordinario en sus habitantes.

El cambio de uso de suelo para el establecimiento de actividades agropecuarias es la peor amenaza; por carecer de suficientes nutrientes, las tierras quedan abandonadas y se abren nuevas áreas de selva, generando un círculo vicioso de deterioro ambiental y baja productividad.

Esa situación ha incrementado la pobreza de sus habitantes, particularmente de miles de jóvenes que carecen de opciones para su desarrollo.

De seguir así, resultará en el fin de la selva y el aumento de la pobreza.

Las invasiones a la selva protegida y a tierras de la comunidad Lacandona son frecuentes.

Se practica “invadir, regularizar, indemnizar” como forma de vida para individuos y organizaciones corruptas, por lo que resulta urgente establecer una política que consolide la conservación de estos ecosistemas y proporcione opciones productivas para los habitantes.

Existen muchos ejemplos piloto que demuestran que hay opciones viables económica, social y ambientalmente, tales como el ecoturismo, el manejo de la vida silvestre, el uso forestal maderable y no maderable, que pueden convertirse en sustento de fondo de las comunidades sin destruir los ecosistemas.

Lo anterior, acompañado de:

1.— Difusión de la importancia y problemática de la región, con información seria, veraz y extensa.

2.— Recomponer el tejido social, dialogando con los actores y organizaciones locales, mediante un foro amplio, plural y nacional.

3.— Generar opciones productivas, sobre todo para jóvenes y mujeres.

4.— Implementar el “Programa de empleo y opciones productivas sustentables para la integralidad de Montes Azules”.

5.— Incrementar los recursos económicos del Programa de Pago por Servicios Ambientales de la Conafor.

6.— No permitir invasiones, ni regularizar las existentes dentro de las áreas naturales protegidas. El gobierno del estado ya expresó lo anterior, pero al paso del tiempo y por la ambigüedad de las autoridades locales de la Sedatu, grupos locales vuelven a levantar demandas y presiones inaceptables, aprovechando el cambio de autoridades federales en las instituciones clave.

7.— El Congreso de la Unión debería pronunciarse en este sentido, como ya lo ha hecho anteriormente.

La región tiene grandes potencialidades para conservar y generar riqueza para sus comunidades. Es hora de definiciones, antes que el futuro nos alcance.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.

@EMoctezumaB

emoctezuma@tvazteca.com.mx

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