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En cualquier empresa el ahorro de recursos tanto materiales como económicos son condición necesaria para el óptimo funcionamiento de la misma. Como empresa productiva del Estado —desde 2014—, Petróleos Mexicanos debe tener esa consigna, pero todo indica que aún está lejos de lograrlo.
EL UNIVERSAL publica hoy que a pesar de contar con un menor número de trabajadores, incluidos empleados de confianza y sindicalizados, la nómina de Pemex aumentó 8.8% en el primer bimestre de 2017, en comparación con el mismo periodo de 2016.
Por muchos años las ganancias que generaba la petrolera terminaban en las arcas públicas, porque así lo establecía la ley. Dicha situación impidió contar con una mínima inversión para mantener su desarrollo y competitividad, lo que derivó en una inevitable caída en su producción. Ahora, luego de la reforma de hace tres años, que permite a Pemex contar con recursos para destinarlos a nuevos proyectos, el uso racional del gasto —alejado del dispendio— tendría que ser una práctica común.
En estas páginas se ha documentado el peso económico que representan las onerosas prestaciones de los trabajadores que pertenecen al sindicato petrolero, una clase privilegiada en comparación con el resto de los trabajadores mexicanos.
Aunque la información de la Subdirección de Programación y Presupuestación de la Dirección Corporativa de Finanzas de Pemex no precisa la cantidad de sindicalizados, en el periodo enero-febrero de 2017 la empresa tuvo 12 mil 339 empleados menos en comparación con los mismos meses de 2016. A pesar de ello, en un año el costo promedio de cada trabajador en dicho bimestre se elevó en poco más de 16 mil pesos al pasar de 82 mil 411 en 2016 a 98 mil 459 pesos en este año.
Ahora que el mercado energético nacional está abierto al libre mercado, Pemex debe competir con las más importantes compañías petroleras del mundo. En ese escenario, el ejercicio escrupuloso de cada peso, incluido en el pago a empleados, debe estar totalmente justificado, pues el derroche de recursos podría restarle productividad a Pemex e impactar en su desempeño frente a competidores.
Con el reporte que publica hoy este diario, y sin explicación de por medio de Pemex, luce complicado que por medio de privilegios la empresa productiva del Estado reencuentre la rentabilidad anhelada.