En los últimos 40 años, Irán pasó de ser un firme aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, apodado “ El policía del Golfo Pérsico ”, a una potencia regional parte del llamado “ Eje de la Resistencia ”, que sin embargo actualmente enfrenta las protestas más extensas desde las impugnadas elecciones presidenciales del 2009.

“Decíamos ayer”. Miguel de Unamuno
 

Revisemos la historia: En los años setenta, el régimen del Shah Mohamed Reza Pahlevi , que ascendió al trono en 1941 y apoyó un golpe de estado dirigido por la CIA contra el primer ministro reformista Mohamed Mossadegh en 1953 , emprendió una ambiciosa estrategia de desarrollo económico basada en el aumento de los precios petroleros y una alianza militar con Estados Unidos, a fin de equilibrar los movimientos nacionalistas e izquierdistas árabes, que amplió la clase media pro occidental, pero fue rechazada por el popular Ayatola Chiíta Ruholá Jomeini , exiliado desde 1964 .

Pese a la dura represión del régimen, descrita por el periodista polaco Ryszard Kapuscinski en su libro El sha , Reza Pahlevi fue derrocado por revolucionarios en 1979 —quién más tarde se afincó temporalmente en Cuernavaca , México , bajo protección del presidente José López Portillo —, y después de 2 mil 500 años de monarquía continua, se proclamó una República Islámica, seguida de la invasión al país del Irak de Sadam Husein, ansioso de reemplazar a Teherán como el líder regional.

La prolongada Guerra de Desgaste ( 1980-1988 ) cobró la vida de casi 600 mil combatientes y civiles iraníes, así como de 500 mil iraquíes. Además, la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense en Teherán simbolizó el rompimiento de las relaciones diplomáticas, comerciales y económicas con Washington y Europa, en medio de un relativo aislamiento que se agravó por una serie de sanciones de las Naciones Unidas contra el programa nuclear iraní, hasta el emblemático Plan Integral de Acción Conjunta ( JCPOA , por sus siglas en inglés) alcanzado en 2015 .

Ruta terrestre vital

En este marco, es innegable que Irán pueda ser visto como parte del bando ganador de la Guerra en Siria , al desplegar fuerzas en ese país vecino con Rusia y el Hezbolá , la milicia libanesa del Partido de Dios . Teherán evitó la caída de la dinastía El Assad en Damasco y un reacomodo adverso que pusiera en peligro su ruta terrestre vital al Mediterráneo Oriental. Debido a sus enormes reservas petroleras—la cuarta mayor reserva de petróleo del mundo—y su ubicación estratégica, Irán se encuentra bien colocado en los proyectos de desarrollo de Asia Central y de la “Nueva Ruta de la Seda” de China. Sin embargo, el creciente poder del “ Eje de la Resistencia ”, también conocido como el “ Creciente Chiíta ”, no ha sido emulado en el frente interno, donde la población iraní resiente un bajo crecimiento económico, desempleo y la eliminación de subsidios a los derivados del petróleo y a los alimentos incluida en el presupuesto para el año fiscal 2018-2019 presentado en diciembre por el gobierno del Presidente Hasan Rohani al Majlis (Asamblea Consultiva Islámica o Parlamento).

Asimismo, el actual descontento interno podría ser explotado por el campo perdedor de la guerra en Siria, concretamente Arabia Saudita , Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos , que buscan una revancha tras la derrota de sus aliados del Estado Islámico, de Al Qaeda y de los “rebeldes moderados”. Al respecto, debe apuntarse que la mayoría de los primeros tuits anónimos que invitaron a los iraníes a manifestarse contra el gobierno en los últimos días fueron emitidos desde Gran Bretaña y Arabia Saudita, país donde el príncipe heredero, Mohamed ben Salman , ha llamado al líder supremo iraní, el Ayatola Alí Jamenei , como el “ nuevo Hitler de Oriente Medio ”.

A corto plazo, las perspectivas para Irán y Medio Oriente en este año serán más claras después del 13 de enero , fecha en que la Casa Blanca decidirá si mantiene suspendidas o no sus sanciones, medida que representa la columna vertebral del JCPOA. Hasta ahora no se ha tomado una determinación, aunque varios medios en ambos lados del Atlántico indican que el presidente Donald Trump no certificará el acuerdo por segunda ocasión consecutiva, lo que colocaría a Washington en desacato de la legislación internacional y probablemente provocaría el colapso del JCPOA, respaldado por Naciones Unidas, Rusia, China y la Unión Europea.

En línea con el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu , y los halcones de su gabinete, Trump ha denominado al JCPOA, promovido y firmado por la administración de Obama en un paso que generó esperanzas sobre la reanudación de relaciones diplomáticas bilaterales, “ el peor acuerdo en la historia ”.

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