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GUANAJUATO.— “La obra no responde a la pregunta ¿Qué es Europa?, no lo hace porque no hay una simple respuesta, es una cuestión muy compleja y es un contenido muy complejo. Para nosotros efectivamente la Unión Europea es un contenido utópico, donde nosotros proyectamos todos los problemas o cuestionamientos que tenemos sobre los derechos humanos en una situación post socialista y post guerra·”, asegura András Urban, director de ¿Qué es Europa? Un ritual de guerra.

A partir de tres ensayos del escritor Lászlo Vegel, que cuestionan lucidamente la fascinación hacia Europa de los países balcánicos, la obra de Scene MESS, que forma parte del MESS International Theater Festival, es una confluencia de artes: teatro, performance y música, pero montada a manera de concierto.

“Los ensayos de Vegel se llaman ¿Qué es Yugoslavia?, se trata de la separación de esa entidad anterior que a partir de la separación surgieron nuevas identidades y nuevos países con un nacionalismo brutal. Lo que queremos indagar es el posicionamiento de estos países a través de una reconstrucción de la conducta nacionalista y a veces religiosa que definitivamente tiende a la derecha”, afirma el director de escena.

En entrevista, el creativo que presenta la obra en el Teatro Principal en el marco del Festival Internacional Cervantino, asegura que a esta región se le considera el espacio de los bárbaros que está dentro del contexto europeo, por lo que “la obra es una reflexión que revela que siempre vamos a estar en los márgenes de Europa, de la cultura europea”.

El montaje con actuaciones fuertes, cargadas de violencia, donde aparece la discriminación a los migrantes, donde abunda la presencia de los nacionalismos extremos y del islamismo, lleva como subtítulo “Un ritual de guerra”, reflejo de la situación diaria que se arraiga en la guerra, y cómo cada guerra crea sus mitologías.

Una de las escenas más significativas de la obra es donde personas de varias nacionalidades van en autobús rumbo a Alemania, y se pelean y presumen sobre quién mató más gente; pero una de las escenas más duras es cómo a los hombres los tratan como cerdos y los violentan.

“Al final estas personas parecen miembros de la misma familia porque su identidad es muy parecida y tienen una identidad común con referencias al islam y a la ola de migrantes que llegó a Europa; ahí quizás está su resonancia con México. “Hungría erigió un muro para parar la ola de migrantes y muchos países de la región criticaron este muro y criticaron la política húngara, sin embargo vimos lo mismo en los países que criticaron esas políticas, por ejemplo en Bosnia se produjeron las mismas conductas fascistas y discriminatorias”.

El director. nacido en 1970 en Yugoslavia, asegura que la obra más que mostrar a Europa como un sueño o una pesadilla, la muestra como una trampa.

“Tengo unos colegas que piensan que si después de una presentación de su obra la gente no se va a manifestar su teatro carece de esta reacción activa, sin embargo yo pienso que una buena obra de teatro es como un libro, o sea no lo hago para generar reacciones tan activas, sino una reflexión íntima. Entonces sí cambia la gente pero no hay una reacción activa, yo pienso que precisamente el papel del teatro es deconstruir esos mitos, esas realidades”, concluye el director.

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