cultura@eluniversal.com.mx

Se escucha una música inusual en la verdulería, en medio del barullo y de los pedidos de los marchantes. “Pásame dos aguacates”, “¿a cuanto el kilo de nopal?”. Los sonidos orquestales que emergen de las bocinas se imponen. De pronto, el tenor Dante Alcalá, con la bata característica de quien atiende una marisquería, comienza a cantar la romanza “Una furtiva lágrima” el aria más famosa de la ópera El elixir de amor, de Donizetti. El intérprete hace una pausa, toma aire y en el mercado de la colonia Mártires de Río Blanco, en la delegación Gustavo A. Madero, se pude percibir el silencio y enseguida los aplausos de la gente que en un día cotidiano, a las 2 de la tarde, se ha convertido en público.

La soprano Enivia Mendoza es la siguiente en cantar sobre una tarima. “O mio bambino caro” de la ópera Gianni Schicchi, de Puccini. Acaricia dos cebollas, las mira, hace algunos malabares con ellas, las deja y comienza observar a los visitantes del mercado que han hecho una pausa en sus vidas con asombro. Desde otro punto, la mezzosoprano Belem Rodríguez canta otra de las arias más famosas del repertorio operístico, “Habanera” de Carmen, de Bizet, camina entre las personas, juega con su cabello y les sonríe a los que la observan con extrañeza.

El tenor Francisco Pedraza, quien es locatario del mercado y es el único de los cantantes que trabaja como voluntario en este proyecto llamado Ópera en el mercado, impulsado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, se muestra satisfecho con el espectáculo que forma parte del Programa de acción cultural comunitaria y que a partir de ayer y hasta el 25 de agosto llegará a 112 colonias de alta y muy alta marginación de las 16 delegaciones de la capital del país.

“Me deja un sabor de boca excelente; los comerciantes, compañeros, nos recibieron con mucho gusto. Espero que después de esto adoptemos la música clásica, la ópera en los mercados populares”, dice Pedraza a EL UNIVERSAL.

Los mercados Pro hogar, La Providencia, Santa Lucía y Morelos serán algunos de los que visitarán los cantantes.

Algunos marchantes desatienden sus puestos, otros graban con sus celulares o tararean o se toman fotos con los músicos. Después del evento, las personas continúan con sus compras. Queda la pregunta que unos vendedores plasmaron en un cartel: ¿Ves como sí te gusta la ópera?

Google News

Noticias según tus intereses