El personaje clásico de cambia de paradigma con la adaptación y dirección de y la interpretación de Irene Azuela. Si en Inglaterra, en el siglo XVII, era común que los hombres actuaran papeles femeninos, en el "de Rogel la visión protagónica es replanteada en el cuerpo de una mujer.

El proyecto surgió a partir de una idea primigenia del productor Óscar Uriel. “Él me invitó a dirigirla y adaptarla con la idea, desde el principio, de que Hamlet fuera Irene Azuela.Lo que sucede casi siempre es que Hamlet se mantiene en su naturaleza masculina.

En esta adaptación, en lugar de que una actriz interprete a un hombre, Hamlet se vuelve un personaje femenino con todas las variables que esto provoca en la dramaturgia”, dijo en entrevista Angélica Rogel, quien lleva 16 años como directora y ha sido seleccionada para participar en los mundiales de improvisación.

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“Hacer Hamlet con una mujer como protagonista le da otra calidad al personaje. Una de las grandes críticas que se le hace a Hamlet es que es misógino. Se dice que maltrata mucho a Gertrudis y a Ofelia; se dice que pasa por encima del mundo femenino.

Cuando Hamlet es mujer cambian muchas cosas: el reto de mover el género en una de las piezas fundamentales de la historia del teatro modifica la relación del personaje con el resto de su universo”, señaló la directora.

Sobre la elección de Irene Azuela, Rogel aseguró que “ella es una de las actrices más completas de su generación. Por decirlo de algún modo, Irene tiene verdad en la escena. Su cuerpo está entrenado. Además de que desde hace años trabaja con Óscar Uriel y ya había complicidad para hacer juntos un Hamlet. Era algo que se debían desde tiempo atrás. En realidad, quien se unió a la fórmula fui yo”.

Otro cambio de paradigma en la obra es la ruptura de la cuarta pared. “Estamos partiendo de la convención teatral de que los actores son conscientes de que hacen una pieza. Un ejemplo muy general es que hay algunos actores o actrices que no son tan viejos o tan jóvenes como le corresponde al personaje que dicen ser. Digamos que en escena se ve, por sí misma, a una compañía interpretando Hamlet.

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Eso hace que los actores se relacionen con el público, y aunque no se trata de una obra participativa, el elenco sabe que está siendo visto. Tanto sobre el escenario como sobre las butacas hay una conciencia de la obra: el hecho de que jueguen a crear el universo de Hamlet abre la puerta para que el espectador se sienta parte del Hamlet”, precisó la directora.

La idea central es, en sus palabras, presentar una versión viva. “Que nadie sienta, sin dejar de respetar el texto original, que está observando algo viejo. Que se puedan avistar los universos escritos hace más de 500 años y aún repercuten en nosotros por la naturaleza humana a la que apelan. Su actualidad radica en el encuentro con el mundo de la locura y la venganza, un mundo generado por Hamlet desde la posibilidad de crear en su mente una imagen de lo sucedido con su padre”, concluyó Rogel.

Hamlet tiene funciones hasta el 1 de mayo. El viernes (20:45 horas), sábado (17:00 y 20:15) horas y domingo (18:30 horas) en el Teatro Milán (Lucerna 64, colonia Juárez).

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