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Entre música en vivo de un trío norteño que interpretó entre otros temas “El hijo del pueblo”, de José Alfredo Jiménez, y la lectura de fragmentos de su obra, sus tres hijos: Marcela, Jimena y Armando, así como sus amigos y lectores, despidieron ayer al escritor Armando Ramírez, quien falleció el pasado miércoles, a los 67 años.

El autor de Chin Chin el teporocho, Quinceañera y Déjame recibió un homenaje de cuerpo presente en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes, hasta ese lugar llegó gente de Tepito, el barrio que narró en varias de sus obras, pero también llegaron lectores y amigos que reconocieron en el narrador, periodista y guionista a un gran cronista que fue un apasionado de la Ciudad de México y de su Centro Histórico.

“Su pasión era su Ciudad, escribir. Adoraba su Ciudad, adoraba el Centro Histórico. El recuerdo que yo voy a tener de él es su caminar viendo los edificios con los ojos brillantes”, aseguró su hija Jimena Ramírez, quien dijo que su padre fue y será siempre su gran maestro de la vida. Armando Ramírez, hermano de Jimena e hijo del que fuera jefe de información del programa Hoy en la cultura de Canal Once, aseguró que su padre siempre quiso una despedida sencilla, con música y muy alegre.

“Fue el papá mas chingón del mundo”, dijo Armando sobre escritor que fundó en 1974 el colectivo Tepito Arte Acá, junto con Daniel Manrique, Julián Ceballos Casco, Virgilio Carrillo y Felipe Ehrenberg.

Además del homenaje, el próximo lunes, la Cineteca Nacional proyectará la cinta Chin Chin el teporocho, una función que será gratuita y que podría tener, posteriormente, nuevas fechas en la programación, según informó la Secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, quien luego de hacer una guardia de honor en el homenaje de cuerpo presente que se le rindió al narrador y cronista, dijo que también organizarán una exposición en la Galería José María Velasco, en el barrio de Tepito, que contendrá materiales producidos por el colectivo Tepito Arte Acá.

Durante el breve discurso, Frausto Guerrero invitó a los jóvenes a leerlo, “van a gozar mucho su obra” pues en sus libros se ve el gozo de vivir una ciudad a pie y en el espacio público.

“Los cronistas tienen un lugar fundamental en la historia de las ciudades, en la historia de los pueblos, y justo Armando fue una voz siempre presente y retratando realidades muy drásticas a veces, pero con una inteligencia que siempre se vio reflejada en el sentido del humor y en su prosa extraordinaria”, señaló Frausto.

Luego de decir que se fue “un grande y un personaje muy querido de la cultura en México”, Frausto Guerrero fue cuestionada sobre si la Secretaría de Cultura lo apoyó en el periodo de enfermedad. Dijo solamente que “el Instituto Nacional de Bellas Artes estuvo cerca” y no dio detalles si hubo un apoyo económico.

En la guardia de honor que encabezó Alejandra Frausto estuvieron también Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, así como los tres hijos del escritor: Armando, Jimena y Marcela, y la madre de éstos.

Los restos del escritor permanecieron hasta el día de ayer en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, luego fueron trasladados a la funeraria García y López donde este mediodía serán cremados. Sus cenizas quedarán en manos de sus hijos y ellos decidirán el lugar, en el barrio de Tepito, donde serán depositadas.

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