En medio de la crisis extrema por el coronavirus, los principales museos de arte de Europa y Estados Unidos acompañan a través de la belleza del arte con ingeniosas propuestas con lo mejor que tienen y saben hacer. Ello, a pesar de la situación en que muchos están inmersos, en que han perdido no solo cuantiosos ingresos, sino que el trabajo realizado por cuatro o cinco años, tiempo que implica la organización de una muestra de magnitud, como es la más importante en la historia inaugurada en honor a Rafael Sanzio, para sus 500 años; la de Rembrandt en Madrid, o la retrospectiva del contemporáneo Gerhard Richter en Nueva York.

Cuando el director del Museo del Prado, Miguel Falomir , anunció el cierre temporal del museo, aclaró que “esto no quiere decir que no dejemos de procurar a las personas una aproximación a la belleza de las obras que encierran estos muros y a la enorme cantidad de conocimiento que atesoran”. La actividad en línea se ha intensificado y renovado.

Es tal el interés “por los secretos de estas pinturas, que más de 3,2 millones se pasearon virtualmente el año pasado. Y la web del museo supera los 8,4 millones de visitas”. En fechas recientes, subieron en dos días de 20 mil a 200 mil visitas. “Hemos tenido que hacernos de 10 servidores más”.

El Prado ofrecen variados recorridos virtuales por el museo. El primero de ellos parte con Las Meninas; tiene las muestras temporales y está el caso de la exposición que debía inaugurarse el 30 de marzo: El papel de la mujer en el arte español del siglo XIX y XX, la que se sustenta en un 90% en la colección del museo, por lo que sus cuadros podrán ser vistos, “antes o después”.

El Prado reeditó ahora, gratis —con el auspicio de una empresa española—, sus aplaudidos cursos sobre El Bosco y Velázquez, que tuvieron 35 mil alumnos de 50 países, un récord histórico en su especie. El dedicado a El Bosco “aborda en profundidad las obras que tiene el museo de Jheronimus Bosch, la más completa del mundo”. Poseen desde la Piedra de la locura y la Tabla de los pecados capitales hasta los tres impresionantes trípticos: La adoración de los magos, El carro de heno y el Jardín de las Delicias.

Se pueden ver hasta animaciones de ellos. “La mirada del genial artista al interior del alma humana, a partir del detalle de una imaginación desbordante, es reflejo a su vez del pensamiento de su época, de la intuición del pintor y de su conocimiento de las debilidades de la humanidad”, explica Enrique Pérez, director del curso. El dedicado a Velázquez revisa a los maestros en que él se inspiró y el contexto histórico español para disfrutar sus claves pictóricas.


El Mercurio de Chile / Grupo Diarios de América

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