Hoy recibí un mensaje de texto de un paciente. Lo veo desde hace un par de años y viene a consulta cada 3 o 4 meses. Al principio era mas constante que ahora, pero ahora decidió darse mas tiempo para hacer ejercicio, lo cual me parece fantástico.

Nadie pensaría que eso es un inconveniente. De hecho, cuando me contó que estaba inscrito en un gimnasio me pareció increíble, sobre todo porque se perfectamente el esfuerzo que hace para pagarlo. Antes hacía algunas rutinas de ejercicio en su casa y se mantenía bien, sobre todo, muy tranquilo y saludable.

La cuestión es que ahora está expuesto a todo lo que pasa en lugares como esos. Bueno y malo. Ahora, saliendo de la seguridad de su casa, ha caído en manos de “entrenadores” a los que les urge que sus clientes (porque eso son, clientes) obtengan resultados muy visibles y en muy poco tiempo. Claro, como no conocen la palabra “proceso” mucho menos entienden que crear masa muscular es eso, un pro-ce-so que necesita que en el cuerpo sucedan cambios hormonales, metabólicos, emocionales y físicos y que todo eso toma tiempo. A veces menos a veces más, pero nunca es magia.

¿Cómo me tomo los suplementos?
¿Cómo me tomo los suplementos?

Entonces ¿Cómo resuelven los entrenadores su urgencia? Recomendando suplementos en lugar de mejorar sus rutinas de entrenamiento y explicar a la persona a la que están orientando cómo debe ser la ganancia muscular y el tiempo que habrá de tomar. Es por eso por lo que hoy mi paciente me escribió para preguntarme cómo debe tomarse todos los suplementos (porque fueron varios) que este (seguramente muy fit) entrenador le recomendó.

Mi primera pregunta fue quién se los había dado, porque estaba segura de que yo no pude haber sido porque no hago esas cosas y menos a él que tiene cierta cuestión de salud que no le permite jugar con fuego. Me dijo que el entrenador.

A lo que le pregunté si no le había dado instrucciones de cómo usar estas sustancias. Me respondió que si pero que la verdad no le da confianza. Me compartió lo que el entrenador le dijo y me pareció una barbaridad sin pies ni cabeza.

A lo que le respondí, con la honestidad que me caracteriza y que quienes han estado conmigo en consulta pueden dar fe de ello, que si yo fuera él no me tomaría nada, seguiría con una rutina de ejercicio en donde viera resultados progresivos y cuidaría mi alimentación y mis patrones de sueño y descanso. También, entre broma y broma, le recomendé que cambiara de coach y dejara de perder su dinero con alguien a quien le urge presumirlo en lugar de acompañarlo en su camino a un estilo de vida más saludable.

Eso si, y para finalizar, tengo que reconocer que agradezco a todos esos entrenadores que no saben hacer su trabajo sin suplementos peligrosos, caros e innecesarios y generan estas historias para que yo pueda contárselas en este espacio que lleva casi 12 años de publicarse de manera ininterrumpida.

Así que, como ven, no se si la respuesta que le di a mi paciente es la que el esperaba (seguramente no) pero sin duda es la respuesta con la que yo me quedo tranquila y segura de que su salid no está en jugo.

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