Definidos los candidatos presidenciales del PRI y de Morena, y en víspera de saber si habrá un solo candidato del Frente Ciudadano o veremos dos abanderados, uno del PAN y otro del PRD con sus respectivos aliados, lo que sigue en los agitados partidos políticos son las definiciones de candidatos a 9 gubernaturas que se renuevan en 2018 y que han entrado en la efervescencia política total para saber los nombres de los abanderados que, a nivel estatal, acompañarán a sus respectivos candidatos presidenciales.

Cinco entidades clave en el padrón nacional eligen gobernador y jefe de Gobierno el 1 de julio próximo: Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Guanajuato y Puebla, que suman 25.2 millones de votantes, 33% del total de electores en el país, lo que los vuelve estratégicos en la disputa por la República. Además, Morelos y en el sureste Yucatán, Chiapas y Tabasco también renuevan poderes locales en comicios altamente competidos y con posibilidades de alternancia política.

En la Ciudad de México el escenario favorece a Morena, cuya coordinadora de organización, Claudia Sheinbaum, se perfila como la candidata más fuerte, según encuestas. El descarte de Ricardo Monreal y su permanencia en Morena, tras haber descalificado la encuesta interna y luego de negociar con Andrés Manuel López Obrador, aclaró el camino para la delegada en Tlalpan, tras sus tropiezos por la tragedia del Colegio Rébsamen. Hoy Sheinbaum sólo espera la definición de si habrá o no candidata del Frente Ciudadano a la Jefatura de Gobierno, en la persona de Alejandra Barrales, o si ésta irá sólo por el perredismo. Una candidatura frentista sería más competitiva, pero en cualquier caso se ve difícil que la fuerza del lopezobradorismo, que se llevó buena parte de la estructura política y clientelar del sol azteca, no gane la capital del país tras su avance en los comicios locales de 2015.

En Jalisco, Enrique Alfaro va tan adelantado en las encuestas, que se dio el lujo de despreciar al Frente Ciudadano por México, para quedarse sólo como candidato de MC. La única definición que genera expectativa en este momento es la del PRI. Tras meses de golpeteo entre priístas, el martes, en un giro que al parecer tuvo que ver con el destape de José Antonio Meade, el mandatario Aristóteles Sandoval salió a decir que el senador Arturo Zamora era “el priísta mejor posicionado y me parece que él en primer lugar debería ser el candidato si él quisiera”. El gobernador había mandado a su ex fiscal, Eduardo Almaguer, a hacer campaña en busca de la candidatura. ¿Será que Aristóteles percibió que, con la nominación de Meade, desde el centro le van a mandar a Zamora? En todo caso, el dirigente de la CNOP, que anda metido en organizar la Comisión Política Permanente que el domingo avalará la precandidatura del ex secretario de Hacienda, dice que la próxima semana tomará una decisión definitiva.

Veracruz es otra entidad donde las cartas están echadas. En medio de una grave crisis de seguridad y violencia que no ha podido resolver, el gobernador Miguel Ángel Yunes insiste en heredarle la gubernatura a su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien desde Boca del Río intentará mantener para el PAN —y para su familia— el gobierno veracruzano. La batalla será entre los Yunes panistas contra el avance de Morena y de López Obrador, que repite candidato con el académico Cuitláhuac García, que en 2016 quedó en segundo lugar. Por el PRI, desde la tercera posición, se mueven otros dos Yunes, el senador José Yunes Zorrilla y el ex candidato Héctor Yunes Landa. El destape de Meade le dio ventaja a su amigo, el senador Yunes Zorrilla, para obtener la candidatura tricolor.

En Yucatán, la joya del sureste, la batalla entre el PRI y el PAN es de pronóstico reservado. El candidato natural del priísmo, Jorge Carlos Ramírez Marín, ya se apresta a pedir licencia este diciembre para buscar la candidatura que hace seis años le vetó la entonces gobernadora Ivonne Ortega. Ramírez Marín tiene apoyo de Los Pinos y sólo tiene un posible obstáculo: Pablo Emilio Gamboa, el diputado e hijo del senador Emilio Gamboa que, con su juventud, quiere también la nominación priísta. El gobernador Rolando Zapata mueve a Felipe Cervera Hernández, también diputado federal y ex secretario de Desarrollo Rural, que no creció en las encuestas. Del lado del PAN la candidatura está entre dos aspirantes fuertes, el ex alcalde de Mérida y actual integrante del CEN panista, Renán Barrera, quien tiene en su historial el logro de haber recuperado para el PAN la alcaldía de la capital yucateca de manos del PRI en 2012, además de que ha ganado varias elecciones de mayoría. El otro blanquiazul es el actual alcalde Mauricio Vila Dosal, quien aparece bien evaluado en su gestión. Cualquiera de los dos panistas podría dar la sorpresa en una cerrada contienda contra el PRI, en la que Yucatán podría volver a la alternancia política.

El sábado seguimos midiendo la temperatura de las sucesiones en Guanajuato, Tabasco, Chiapas y Puebla.

NOTAS INDISCRETAS…

Que hubo “acuerdo”, nos dicen, en la comida entre el precandidato José Antonio Meade y el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong. En el restaurante Puerto Chico, cerca del Monumento a la Revolución, en un claro mensaje de cicatrización del gabinete peñista, Meade y Osorio se dejaron ver y conversaron por más de dos horas, durante las cuales acordaron “sumar fuerzas”. Ya veremos lo que eso significa y a ver si no le dan agruras al tenebroso canciller… Otros que ayer se vieron platicando en un restaurante, pero de Polanco, fueron Ivonne Ortega y José Murat. Al parecer Murat es el operador designado por Enrique Ochoa para negociar con la yucateca que buscó, infructuosamente, enfrentar el “dedazo” con exigencias de democracia interna. ¿Será que la convencen de registrarse para simular una contienda interna y aprovechar los tiempos y spots de precampaña del INE?.. Se tiran los dados. Doble Escalera. Subimos.

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