Ayer se aprobó la reforma constitucional para crear la Guardia Nacional en la Cámara de Diputados. Sin embargo, todavía se mira un largo camino legislativo antes de que esa nueva policía sea una realidad.

La oposición a la iniciativa presidencial insiste con que Andrés Manuel López Obrador está proponiendo más de lo mismo: la militarización de la seguridad pública. Y es que, en efecto, hay elementos de su propuesta que así pueden ser interpretados.

Sin embargo, en el acalorado debate no han tenido suficiente peso las dos interrogantes que el Ejecutivo fijó desde el principio:

¿Cómo crecer en un lapso breve una policía nacional que sea a la vez civil, suficiente, capaz, efectiva, disciplinada y que esté lo mejor blindada frente a la corrupción? ¿Y de qué manera sustituir, antes de que termine esta administración, a las Fuerzas Armadas en el papel subsidiario que están desempeñando como institución policial?

Cada uno tenemos derecho a nuestra propia opinión, pero mal haríamos si cada quien se aferrara a sus propios datos.

El tema es lo suficientemente delicado como para intentar el esfuerzo sincero por aproximar los diferentes puntos de vista, a partir de una realidad que se nos impone al conjunto. Estos son algunos de los datos más relevantes para el análisis del problema:

1. Aproximadamente el 40% del territorio nacional sufre la presencia de grupos criminales que compiten contra el poder legítimo y legal, respaldado por la Constitución.

2. Prácticamente todas las policías municipales y estatales se han revelado incapaces, insuficientes y vulnerables.

3. Las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto optaron por una solución militar frente a la crisis de violencia e inseguridad.

4. Todos los gobernadores de los territorios en riesgo, sin excepción, exigen al gobierno federal que se haga cargo de enfrentar al poder criminal a través del Ejército.

5. El uso de las Fuerzas Armadas ha abierto oportunidad para la corrupción y los abusos de poder cometidos por sus mandos y sus efectivos.

6. El Ejército está en las calles porque la Policía Federal cuenta únicamente con 25 mil integrantes para enfrentar las amenazas más graves.

7. Es decir que el gobierno nacional cuenta con un policía por cada 4 mil 800 mexicanos. El número deseable, según estándares internacionales, habría de ser un policía uniformado por cada mil habitantes, sin contar con el personal administrativo.

8. Para construir una verdadera policía civil nacional sería por tanto necesario reclutar y capacitar a 12 mil 500 policías por año, de aquí a que termine este sexenio.

9. En los últimos diez años la Policía Federal fue capaz, únicamente, de reclutar y capacitar a 553 policías por año. Quedó a deber, anualmente, 12 mil efectivos.

10. En contraste, las Fuerzas Armadas incorporaron en el mismo periodo tres veces más personal.

11. Sólo sumando a las Fuerzas Armadas y a la Policía Federal en las tareas de reclutamiento y capacitación podría lograrse, en el tiempo previsto, un cuerpo civil capaz de atender la emergencia.

12. Entre los efectivos adscritos a la Defensa y a la Marina, las Fuerzas Armadas cuentan actualmente con 269 mil elementos

13. Dada la emergencia se antoja obvio trasladar a una parte de estos efectivos a la nueva policía nacional.

14. El alto mando militar dice estar dispuesto a entregar una parte relevante de sus efectivos siempre y cuando se respeten los derechos laborales de este personal.

15. El alto mando militar está dispuesto a reclutar y capacitar a los futuros policías siempre y cuando cuente con condiciones para transmitir principios y conductas consonantes con la disciplina observada en las Fuerzas Armadas.

16. El mando civil no tiene capacidad para suplir a las Fuerzas Armadas en las tareas de reclutamiento y capacitación de la futura policía nacional.

17. Si no se logra consolidar una policía civil nacional en los próximos seis años, para 2024 las Fuerzas Armadas continuarán de manera irregular en las calles como responsables de la seguridad pública.

Zoom: el principal desafío es desmilitarizar la política de seguridad del gobierno mexicano, al tiempo que se arrebata de las manos del crimen una extendida porción del territorio nacional. No será posible hacerlo sin escuchar los argumentos expuestos por el presidente López Obrador, en vez de repetir razones que, en mucho, provienen del debate anterior.

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