Ten cuidado con el corazón: Mientras aquí no le falta a nadie de nuestros roqueros el sodio de cada día, sus chelas, tequila y mezcal, a Mick Jagger, luego de su muy publicitada operación de reemplazo de válvula cardiaca, su aseguradora le ha impuesto varias condiciones para que no lo veamos muerto en el escenario: vitaminas, comida baja en sodio, doctor con marcaje personal para el cantante en el escenario, sólo dos horas de ejercicio con vigilancia y prohibición de alcohol antes y después de cada concierto para él y toda la banda. De todas maneras, siempre hay un ataúd para cualquier contingencia.

La ultima payasada de la cumbancha la acaba de protagonizar el siempre fachoso y sobrevalorado cantante de Café Tacuba, Rubén Albarrán, que leyó en la en la cámara alta del Senado un sketch contestatario donde cuestionó el papel de las mujeres mexicanas para abrirse paso en los pisos políticos, la Guardia Nacional, el machismo y el reciente derrame de ácido sulfúrico. No se sabe que causó más polémica e indignación (si su saludo introductorio con alusión a la Chingada, o el horripilante sombrero que llevó).

El foro Los costos de la masculinidad toxica: retos y alternativas para la igualdad y el bienestar (hasta parece título de una película de Troma), quiere llevar en su segunda edición a Saúl Hernández con peluca de Robert Smith.

Las redes enmarañadas: El anuncio de giras, conciertos, entrevistas, estrenos exclusivos de rolas, conciertos exclusivos en las diferentes plataformas y repetidoras en YouTube, los demás reclamos y llamadas de atención de grupos y solistas del rock mexicano, arrojan poco ruido y escasez de likes. Sólo los fans que viven en Facebook tienen que hacer guardia permanente en la pantalla para ver a sus ídolos y estar preparados para lo que venga aunque, la verdad, por las pocas visitas adornadas con caritas que le quieren dar significado a todo, acaban no llegando a nada.

En el rock argentino y español siempre ha habido una inusual demanda de discos, revistas y rockumentales. Salvo las alternativas que da la clandestinidad, es materialmente imposible conseguir, ya no digamos originales (desde hace años en manos de coleccionistas especializados) sino copias en manos de inexpertos, razón por lo cual al amparo de eso que dice, “donde menos se espera salta la liebre”, los fans pueden encontrarse con héroes que si saben del negocio y desde el “nadie sabe nadie supo”, pueden aparecer de pronto cosas como Barón Rojo, el rocku de Javier Paniagua y José San Cristóbal del 2012, sobre los más duros del heavy de todos los hispanos tiempos, su apego al carácter obrerista y su postura antimovida. Manufacturan lo casi imposible los legendarios del Chopo, hasta lo inconseguible de Los Redonditos de Ricota, Moris, la Reunión de los Shakers y Pescado Rabioso.

Roadies, plomos, secres… Sin ellos los estrellas del rock, serian también los propios cargadores de sus instrumentos, los jalacables y en suma, los encargados de que todo esté en su lugar correctamente y sin fallos antes del concierto. Roadie, de Michael Cuesta, basado en la interpretación nada libre de Jimmy, que fuera por 20 años “asistente” de Blue Oyster Cult, confirma toda una vida y estudio de los achaques de sexo, drogas y rocanrol, de un trabajo en constante carretera en el que pocos son reconocidos.

pepenavar60@gmail.com

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