Lo dicho, Peña Nieto puso su grano de arena para que Donald Trump se convirtiera en Presidente, al invitarlo durante la campaña estadounidense.

Hoy, nuevamente, lo apoya rumbo a las elecciones intermedias de noviembre con acciones y discursos fachos; que se centran y apelan a la seguridad y el orden en contra de los irregulares y violentos.

Nada mejor en estos momentos para Donald y los republicanos que “extranjeros peligrosos acercándose en masa”.

Mientras tanto en el sur, mujeres, hombres, niños y niñas —creyendo que llegan a un albergue—, son retenidos por el Instituto Nacional de Migración.

El recinto ferial (instalación que se hizo para la Feria Mesoamericana) está funcionando como una extensión de la estación migratoria de Tenosique. No es un lugar en donde reciban apoyo y sigan su camino. Es un espacio en donde los mantienen sin poder salir.

A los medios no los dejan ingresar. No se registra ni se expone lo que ahí sucede.

Estas estaciones tienen estatus y reglamentos que les permiten detener de manera discrecional sin necesidad de una orden judicial. Se trata de procedimientos administrativos. Para muchos esto debería ser considerado inconstitucional.

Los menores de edad deshidratados, los padres con hijos enfermos, los adultos agotados, los que necesitan asistencia urgente son quienes se entregan.

Ese “alojamiento” implica perder su libertad semanas o meses.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, Comar, mantiene un rezago de 70% en el procesamiento de solicitudes de asilo.

Cerca de siete mil personas en movilidad, más de mil setecientas encerradas en “la Feria” y mil en la estación necesitan de inmediato cobijo internacional.

Muchas están huyendo del infierno, han sido extorsionadas, se han cometido delitos sexuales en su contra.

México (de acuerdo con tratados firmados, como la Declaración de Cartagena ACNUR) tiene la obligación de proteger a quienes han sido desplazados por violencia generalizada. Y en todo el territorio, brindar ayuda humanitaria independientemente del estatus.

Trump anunció el envío de militares en espera de la caravana migrante. Llegó a decir que también hay gente “de Medio Oriente” (whatever that means, como dirían por allá).

El dedo flamígero ya señaló a los delincuentes, violadores y terroristas del futuro. Mientras Peña actúa como su cancerbero.

El discurso racista permeó más allá de lo imaginado. El miedo, la discriminación, la criminalización de los desplazados encontró terreno fértil en algunos sectores del país.

Sin embargo, estas actitudes contrastan con las de la mayoría.

El gobierno capitalino —en coordinación con la CDHDF y ONG nacionales e internacionales—, lanzó la iniciativa “Puente Humanitario” para atender el éxodo.

Por su parte, Sin Fronteras está pidiendo a la administración federal atender la crisis desde una perspectiva de protección civil.

Y la encuesta realizada por De las Heras Demotecnia arrojó que un poco más de la mitad de los mexicanos está a favor del libre paso de la caravana y que a sus integrantes se les brinde trabajo en megaproyectos. Sobre si consideraban una buena solución colocar un muro que nos divida de Centroamérica, 72% respondió que no.

Es decir, no todo México es Trumpeñalandia.

RAZONES Y PASIONES: En estos días, varios expresan su opinión en relación al Nuevo Aeropuerto en Texcoco o pistas en Santa Lucía.

Pase lo que pase, vale la pena recalcar que la decisión final es de López Obrador.

Si AMLO quiere escuchar la voz del pueblo en más de 500 municipios o meterse al mar para consultar a Quetzalcóatl (como lo hiciera el otro López, Portillo) da igual. No se trata de un ejercicio representativo, ni formal, ni confiable. La última palabra es de Andrés Manuel.

Eso sí, es importante que cuando llegue a la Presidencia cualquier consulta, referéndum o plebiscito se haga conforme a los principios democráticos establecidos en la Constitución.

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