Horas después el panorama desolador de Juchitán se trasladaba, integro, a Axochiapan, Morelos como prólogo de un horror que derrumbó 44 edificios en la Ciudad de México, provocando un número hasta hoy incalculable de muertos.

A las 13 horas todavía vivía en algunas partes de la urbe el simulacro de dos horas antes. Las paletas de los instructores en alto con algunos grupos rezagados. La pesadilla los encontró alienados en la maniobra de salir ilesos. Regresó el 19 de septiembre de 1985. Regresó el Ave María Purísima de las ancianas al estupor de los millenials. Y regresó la página intacta al rebasar la sociedad civil al gobierno en materia de reflejos aun cuando en algunos casos el coctel integraba en uno voluntarios, personal de protección civil, militares y marinos.

Las tareas de destrabar los colosales embotellamientos las hacían espontáneos, mientras miles de motocicletas, pala al hombro, volaban a los lugares colapsados.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, fue expulsado entre gritos que lo ubicaban como estorbo.

En el dolor, en el estupor, llegaría la solidaridad de las empresas. Telcel ofreciendo cientos de sitios de conexión gratuita a internet y posibilidad de llamadas aún sin saldo en tarjeta, replicado el gesto por la AT&T.

A la catarata de ayuda de las familias, lámparas, pilas, despensas, camas, picos, se sumaría otra oferta de la Fundación Slim: cinco pesos por cada uno aportado por la población, mientras Banamex, Banorte y Santander mantenían vivo el uno a uno.

En la tómbola los negocios pequeños colocaron su granito: la tlapalería ofreciendo pilas, mangueras, picos, martillos.

Naturalmente, el escenario altera lo que parecía un esquema terso para la aprobación del presupuesto, en la colosal derrama requerida para atender la emergencia en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Guerrero, la Ciudad de México.

Saqueadas por gobernantes rapaces, las entidades federativas tendrán una merma más en sus presupuestos. A querer o no deberá extenderse la cobija para salud y desarrollo social.

El armado del rompecabezas se vuelve más difícil ante el escaso margen de maniobra de la Secretaría de Hacienda para guardaditos frente a catástrofes naturales, entre otras cosas por el fardo que representa el pago del servicio de la deuda total del sector público.

Estamos hablando de 663 mil millones de pesos para 2018.

¿Hasta dónde podrá estirarse la liga de puertas abiertas de todas las instancias de salud pública con infraestructura colapsada y raquítica existencia de insumos?

Lluvia sobre mojado.

Balance general.

Bajo la firma de Simón Levy y el sello de Porrúa acaba de aparecer un volumen titulado “Crecer sin deuda” que plantea, desde la experiencia de asociaciones estratégicas para detonar el desarrollo económico en zonas marginadas, un nuevo modelo.

La tesis se condensa en un decálogo:

1.-Las concesiones y privatizaciones no son la solución.

2.- Debe activarse un efecto multiplicador del crecimiento económico.

3.- La deuda pública es la principal causa de la privatización.

4.- Sólo hay rectoría del Estado cuando existe solvencia financiera.

5.- La planeación urbana posee gran parte del potencial del crecimiento económico.

6.- Austeridad más inversiones productivas.

7.- Un bien debe ser potencializado con inversión.

8.- El Estado requiere incrementar su valor patrimonial.

9.- El presupuesto debe llevarse a áreas que generen efectos multiplicadores.

10.- Partir de un Estado recaudador a un Estado generador de riqueza.

¡Arrancan!

En las próximas horas se darán a conocer en definitiva los “estímulos” que ofrecerá el gobierno a las empresas que le entren a la apuesta en las Zonas Económicas Especiales. Estamos hablando, como usted sabe, del Istmo de Tehuantepec, justo una de las zonas más afectadas por el temblor de 7.2 grados de hace unos días: Puerto Chiapas y Lázaro Cárdenas, Michoacán.

Colocado el modelo hace varios años en algunas regiones de China, éste ha permitido detonar el desarrollo, abriéndoles espacios en el mapa de las zonas más industrializadas.

El abanico esperado oscila desde exención del ISR federal por 10 años, además de los tributos locales, apertura de parques industriales y facilidades en trámites.

Solidaridad.

Quien está participando con gran fuerza en el apoyo a los damnificados del sismo de Chiapas y Oaxaca es el Grupo México. Su fundación, por ejemplo, está colocando un peso más por cada uno que aporten sus clientes y proveedores en las diversas filiales de la compañía, con énfasis en Cinemex.

El “tren de la salud” que mantiene la firma de Germán Larrea llegó ya a las zonas afectadas para ofrecer consultas y medicamentos gratuitos, en tanto se han transportado 50 toneladas de productos de primera necesidad e instalado 500 casas de campaña.

La firma ha abierto 20 centros de acopio.

Asumido por el aparato público como botín político y de rapiña, el sector privado ha tomado la estafeta de la ayuda.

Distinción.

En su reciente edición de certificaciones Great Place to Work coloca en el escalón 49, por segundo año consecutivo, en el listado de las mejores empresas para trabajar a GINgroup, firma de tercerías encabezada por Raúl Beyruti Sánchez.

La instancia revisa compañías de 48 países en materia de excelencia en el sitio de labores y ambiente de cordialidad.

Reaparece Córdova. Secretario de Salud durante el gobierno de Felipe Calderón y frustrado aspirante a la gubernatura de Guanajuato, acaba de reaparecer José Ángel Córdova Villalobos, con una participación en una Conferencia Mundial sobre Influenza.

Naturalmente el eje fue la experiencia del país frente a la epidemia y las previsiones en materia de vacunación alcanzándose a 32 millones en los últimos tres años.

México produce ya las vacunas.

albertobarrancochavarria0@gmail.com

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