" Cabin Fever " (fiebre de la cabaña en español) es un término de origen incierto que empezó a mencionarse a comienzos del siglo XX en Estados Unidos para describir un tipo de estado mental causado por meses de aislamiento, soledad y aburrimiento , debidos a los largos e intensos inviernos que azotaban las latitudes extremas.

Los colonizadores de los vastos y desolados territorios de EU y Canadá experimentaron sensaciones parecidas que describieron como "locura de pradera" o "locura de montaña". Algunas profesiones -particularmente los astronautas- también pueden llevar a ese estado.

A pesar de que no es un diagnóstico categorizado por los profesionales de la salud mental y que la expresión es coloquial, la fiebre de cabaña "es muy real", coinciden los expertos.

Puede tener consecuencias serias para quienes la padecen y las personas de su entorno.

Debido a las órdenes de distanciamiento social, aislamiento y confinamiento para combatir la actual pandemia de coronavirus, hay ahora más personas en el mundo en riesgo de sufrir algo parecido a fiebre de cabaña.

¿Qué es la fiebre de cabaña?

Es un estado mental que primero se describió en relación a las personas que forzosamente vivían dentro de espacios estrechos o lugares inhóspitos, remotos, aislados o monótonos.

Una cabaña rodeada y cubierta de nieve
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La expresión "fiebre de cabaña" se utilizó en relación a los efectos de estar encerrado durante varios meses por la inclemencias del tiempo.

El origen de la expresión en sí no se conoce, pero empezó a utilizarse popularmente a comienzos del siglo XX, en relación al estado mental de las comunidades en el norte de Estados Unidos y Canadá que soportaban meses de encierro por los largos e intensos inviernos.

"Todas las condiciones psicológicas son construcciones sociales que crean una realidad porque un número sustancial de personas concuerdan en su validez y realidad", explicó en una entrevista con BBC News Mundo el doctor Paul Rosenblatt, profesor emérito de Ciencia Social de la Familia de la Universidad de Minnesota, en EU.

El doctor Rosenblatt realizó un estudio en los años 80 con habitantes de Minnesota -un estado rural de inviernos extremos- para conocer cómo relacionaban el concepto con sus experiencias.

Entre las descripciones más destacadas que escuchó se encuentran la sensación de insatisfacción en el hogar, desasosiego, aburrimiento, irritabilidad y necesidad de romper la rutina.

Para los profesionales de la salud, la fiebre de cabaña se asocia con términos como "claustrofobia" o "trastorno afectivo estacional", explicó Rosenblatt.

"En conversaciones informales he escuchado sinónimos como 'fiaca', 'desgana', 'subirse por las paredes', 'sentirse atrapado' e "inquietud'".

¿Que puede causar este estado?

El detonante parece ser el asilamiento.

Mucho puede depender de las condiciones de éste, como la estrechez de la vivienda, si se está sólo, el tipo de personas que te acompañan, una rutina monótona o -inversamente- no tener una rutina, la falta de estímulo, la situación geográfica y las inclemencias del tiempo.

Una pareja desesperada con hijos corriendo por la sala
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Estar confinados a un lugar con hijos puede causar una sensación de desesperación.

En la investigación que condujo el Dr. Rosenblatt en Minnesota, aparte de los encierros por los largos inviernos, los escenarios más comunes que encontraron fueron el estar confinados en casa con niños pequeños, por enfermedad o ser responsable de alguien enfermo o discapacitado.

"Si las mismas personas tienen limitaciones físicas que no les permiten moverse con facilidad o residen en viviendas abarrotadas, estas pueden ser más propensas a la condición", añadió el experto.

"Sé de gente que vive en lugares demasiado peligrosos para salir de casa -por ejemplo, en zonas de guerra o en vecindarios de alta criminalidad- que también siente la fiebre de cabaña", expresó.

También hay personalidades que no se ajustan muy bien a las condiciones de aislamiento. "La gente que a diario tiene una vida físicamente activa y que está muy ocupada fuera de casa tendrá mayor dificultad ajustándose a vivir encerrada".

¿Cuáles son los síntomas?

Un hombre deprimido bebiendo alcohol
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Algunas personas pueden caer en depresiones peligrosas y en el consumo excesivo de alcohol o drogas.

Entre la gente que la sufrió o la observó en otros no hay unanimidad sobre los síntomas exactos ni en qué orden aparecen, comentó Rosenblatt.

Los más comunes son una sensación de desasosiego, de sentirse enjaulado, depresión, irritabilidad, soledad, impaciencia, aburrimiento y frustración.

"Algunas personas pueden caer en depresiones, pueden tomar decisiones malas con respecto al consumo de alcohol y drogas, o convertirse en amenazas para las personas con las que conviven", señaló el profesor de Ciencia Social de la Familia.

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Por otro lado, el aburrimiento y la falta de estímulo pueden desgastar la mente.

Unas de las poblaciones más propensas a sufrir la fiebre de cabaña es la de los reclusos en la cárcel.

Rosenblatt señala además que la fiebre de cabaña también puede afectar a otras personas del entorno "en el sentido que aquella persona que está inquieta, irritable, deprimida, etc., afectará a los que la rodean, aunque las otras personas podrían desarrollar sensaciones diferentes a los de la fuente".

Una sola mujer con una mascarilla mira afuera por una ventana
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¿Hay formas de combatir la fiebre de cabaña?

Aunque no hay unanimidad sobre lo que puede resultar más efectivo para evitar sufrir la fiebre de la cabaña, hay varias sugerencias válidas: mantener contacto con otros (vía teléfono, internet, etc.), establecer una rutina cotidiana pero también poder romper esa rutina, planear algo a futuro para cuando se pueda salir otra vez, escuchar música, dedicarse a un hobby y encontrar proyectos especiales para realizar a corto plazo en casa.

La lectura, los juegos de salón, las artes manuales y explorar venas artísticas son otras ocupaciones que pueden mantener a las personas entretenidas, productivas y creativas.

Igualmente, el ejercicio es vital.

La actividad regular física quema calorías y sirve para liberar la tensión acumulada por estar encerrado.

Un hombre de edad armando un modelo de barco
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Dedicarse a las artes manuales o a un hobby es una buena manera de pasar el tiempo y combatir el aburrimiento.

"Lo mejor sería salir a caminar", le dijo a BBC Mundo David Shrier, educador y empresario que dirige varios programas online para la Universidad de Oxford, en Reino Unido.

"El caminar ha demostrado rendir buenos beneficios cognitivos", explica, si se puede hacer manteniendo una distancia prudente de otros.

Pero, como en muchos lugares se prohíben las salidas no esenciales, se puede recurrir a los cursos y programas de ejercicio que se ofrecen online.

David Shrier también recomienda mantener la actividad social.

"Aún cuando no puedas ver a gente en persona, se pueden realizar reuniones sociales por videollamada, como cenas virtuales o participar en la hora de coctel virtual. Eso te ayuda a sentirte conectado con otros".

Una teleconferencia con amigos en una plataforma de internet
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La actividad social se puede realizar a través varias plataformas en internet.

Se debe tener en cuenta que hay muchas familias que están lidiando con niños que pueden fácilmente volverse inquietos.

Grupos de emprendedores han creado comunidades online para mantener a los chicos entretenidos.

"Un amigo mío organizó una hora de cuentos con otros padres de familia, en la que uno de ellos supervisa a un grupo de niños que toman turnos leyendo durante unos 90 minutos", dice Shrier.

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"Eso ayuda a los otros padres a tener un poco de tiempo libre para ellos".

El mundo virtual tiene innumerables formas de mantenernos comunicados y con fácil acceso a juegos, videos, películas, televisión, noticias y otros tipos de contenido.

Una pareja hace calistenia en casa
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Hacer ejercicio en casa mantiene el estado físico y ayuda a la estabilidad emocional.

No hay que olvidar que muchos de nosotros estamos trabajando desde casa. Eso puede representar un sinnúmero de agotadoras videoconferencia, señala David Shrier.

"Eso lo exacerba el hecho que no nos tomamos las pausas habituales del mundo real, como cuando uno se desplaza físicamente a otro lugar para una reunión o tiene un almuerzo de negocios, momentos que nos dan un respiro".

Otros expertos indican que el mantener los patrones de alimentación y una dieta sana es esencial. Estar recluido en casa puede fomentar el consumo en exceso de bebidas y comidas azucaradas, o de comida chatarra a domicilio.

En caso de necesitarlos, muchos proveedores de asistencia para la salud mental pueden prestar servicios a distancia por teléfono, Skype, Zoom u otras plataformas, y hay varios servicios de emergencia disponibles.

Pero el profesor Rosenblatt alerta que algunas personas no sabrán cómo encontrar ayuda o, por alguna razón, son incapaces de buscar ayuda.


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