Los humanos actuales somos el resultado de complejos y múltiples cruces entre especies durante milenios, es la evolución humana, un proceso que hasta ahora está bien documentado en Europa pero que en África, por falta de fósiles y ADN antiguo, es mucho más difícil de estudiar.

Sin embargo, poco a poco, los avances en genómica e informática están ayudando a los científicos a desvelar cómo fue el pasado de los africanos actuales.

Un estudio publicado en Science Advances, liderado por científicos de la Universidad de California, plantea que de la misma manera que los humanos modernos (Homo sapiens) se cruzaron con los neandertales en Europa y con los denisovanos en Asia y Oceanía, los antepasados de los africanos se aparearon con una especie arcaica que dejó su huella en el genoma de los africanos actuales.

El trabajo analiza la 'introgresión', es decir, la introducción de genes de una especie en el genoma de otra, "y eso ocurre cuando hay hibridación o cruce entre dos organismos de la misma especie o de especies distintas", explica Antonio Rosas, paleontólogo español del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).

Para este estudio, Arun Durvasula y Sriram Sankararaman analizaron el genoma de 405 africanos occidentales vivos y lo compararon con los genomas de neandertales y denisovanos.

"Al comparar estos genomas con un modelo teórico, ven su variabilidad y descubren que esa variación genética encaja con la introgresión de genes de especies distintas, es decir, demuestra que ha habido hibridación con especies arcaicas porque hay fragmentos genómicos que no corresponden a la variabilidad de Homo sapiens", explica el paleontólogo .

¿Pero quienes fueron esa especie arcaica? Según la investigación, esa especie se cruzó hace unos 43 000 años con los Homo sapiens africanos y dejó su huella genética pero al no haber registros fósiles que lo demuestren, los investigadores se refieren a ellos como la especie "fantasma".

"La llaman fantasma porque todavía no podemos ponerle nombre, ni cara ni ojos, pero sabemos que existió gracias a la genómica", apunta Rosas.

Los investigadores sugieren que esta especie fantasma tiene una antigüedad de entre 360 000 y un millón de años y que se separó del árbol genealógico humano antes de los neandertales.

Podría tratarse de una especie de Homo erectus o un descendiente "pero no un H. erectus estricto porque las fechas de diferenciación de ese linaje arcaico fantasma es posterior al Homo erectus", aclara Rosas.

En cualquier caso, los propios autores de la investigación reconocen que hacen falta muchos más análisis de genomas de africanos antiguos y modernos para desvelar la compleja historia de la evolución humana en África .

"Investigar sobre los orígenes de África es una extensión natural de la paleogenómica humana. Históricamente esta disciplina, con la paleogenética primero y la paleogenómica después, se ha desarrollado fundamentalmente en terreno europeo, con los neandertales como referente, y en las poblaciones euroasiáticas y africanas".

Sin embargo, "el origen del hombre moderno se está reconsiderando otra vez. Estamos en una vuelta más de tuerca, un volver a mirar a África y en especial al oeste, que es un terreno muy inexplorado pero que sin duda dará sorpresas", de ahí que cada vez se publiquen más investigaciones sobre los ancestros de los africanos, comenta el paleontólogo español.

De hecho, hace pocos días, la revista Cell difundía un estudio de la Universidad de Princeton que -también con un método estadístico- determinó que el genoma de los africanos actuales contiene restos de ADN neandertal.

La investigación planteaba que aunque jamás hubo neandertales en África, sus genes pudieron llegar hasta las poblaciones africanas en cruces con otras poblaciones de euroasiáticos que en algún momento de la historia migraron de regreso hacia el continente negro.

Lo que está claro es que "cuantos más datos tienes y de mayor calidad son, más fenómenos, variables y hechos aparecen" y, poco a poco, conforman la compleja historia de la evolución humana que, tal y como describen Durvasula y Sankaraman en su trabajo está formada por "interacciones complejas y de larga duración entre humanos anatómicamente modernos y varias poblaciones de homínidos arcaicos". EFE

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