Hay una crisis subterránea con tres bombas de tiempo, con el riesgo de que aparezcan cisnes negros o zopilotes blancos en el próximo sexenio, advierte Francisco Suárez Dávila, exsubsecretario de la Secretaría de Hacienda.

“Es una crisis subterránea que viene de otras; casi todo el mundo está en crisis y muchos países están dando falsas soluciones, populistas”, señala en entrevista con a propósito de la publicación de su más reciente libro “Un viaje por la historia económica de México (y sus crisis), mis primeros 80 años”, que escribió para dejar constancia de medio siglo de servicio público, experiencia que dice puede ser útil en estos momentos.

Le tocaron cinco crisis que pudo ver “por dentro”; primero fue testigo y luego actor, que le permiten hasta dar lecciones sobre cómo se puede negociar con el gobierno estadounidense, sin complejos, con inteligencia, argumentos y lógica.

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En su despacho en Polanco, rodeado de libros en francés sobre el presidente Charles De Gaulle, de la batalla de Waterloo, y de Napoleón, entre otros también en inglés sobre Einstein, el también exembajador de México ante la OCDE, señala que el promedio de crecimiento en el sexenio será menos de 1%.

“Es el más bajo desde el gobierno de Miguel de la Madrid porque no se hizo nada en la pandemia”, recrimina al sentenciar que se están dejando tres grandes bombas de tiempo: una pésima herencia con Pemex, las pensiones que van a quebrar al Estado porque representan todo lo que se recauda a través del IVA, y el servicio de la deuda por las altas tasas de interés.

Todos estos factores, afirma, hacen una crisis latente que se heredará al siguiente gobierno como sucedió de López Portillo a Miguel de la Madrid, de Salinas a Zedillo, y ahora a quien gane las próximas elecciones presidenciales.

De ahí que considera que, si bien será un gran avance tener por primera vez a una mujer al frente del Poder Ejecutivo, debido a que ninguna de las dos candidatas son “todólogas”, necesitarán un gran gabinete de unidad, no una mafia ni tampoco por cuota sino un razonable equilibrio entre hombres y mujeres.

Lo dice porque considera que el equipo que trabaja con el actual presidente, es el peor gabinete que hemos tenido en 100 años por su incompetencia, pues afirma que nadie conoce a la secretaria de Educación que hoy está sentada en la silla que alguna vez ocupó José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet.

En política exterior, el también exembajador en Canadá expresa que es una burla, casi de opereta, porque “van de ridículo en ridículo, destruyendo la Alianza del Pacífico”.

Lamenta que haya embajadores improvisados, pero destaca la labor de la canciller Alicia Bárcena por la encomiable tarea que hizo para convencer al presidente Andrés Manuel López Obrador para ir a San Francisco, a la primera reunión internacional importante.

El resultado es que la educación y los servicios de salud han caído mucho, indica el también licenciado en Derecho por la UNAM y dos veces diputado federal.

Muestra su inquietud por la militarización, porque sabe que será muy difícil de revertir, con un ejército que reacciona tarde porque está descuidando funciones importantes en un contexto en el que se dice que la tercera parte del territorio nacional está en manos del crimen organizado.

Políticas neoliberales

Aunque destaca que el manejo de las políticas fiscal y monetaria, en manos del secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, y del Banco de México (Banxico), con la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja, es la parte más sólida irónicamente por seguir las recetas neoliberales y ortodoxas tan criticadas por este gobierno.

“El Presidente bien que ha practicado la política del neoliberalismo, cuida bien el endeudamiento, ha procurado finanzas públicas sanas y respetado al Banxico. Ha sido su tabla de salvación”, asegura quien fuera subsecretario de Hacienda de 1982 a 1988 cuando tuvo como titulares a Jesús Silva Herzog y Gustavo Petriccioli en la época de Miguel de la Madrid.

Desde su punto de vista, el subsecretario Gabriel Yorio es un técnico de primera y el que más da la cara, mientras que Ramírez de la O es un buen economista keynesiano de origen, egresado de Cambridge, universidad donde Suárez Dávila realizó su maestría en economía.

Por eso, cree que gane quien gane las elecciones habrá de encabezar un gobierno de reconstrucción nacional para detener la metástasis y cortar de tajo el cáncer como lo hicieron en su momento Sudáfrica y Brasil.

“Hay que convocar a la unidad porque estamos creando una brutal polarización. No usar el interés nacional para dividir. Crear un gobierno de unidad con la mejor gente”, sugiere.

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Cambios dramáticos

Las crisis que enfrentó como funcionario cuando fue subsecretario de Hacienda, casi siempre se superaron introduciendo cambios muy dramáticos.

A sus 80 años de edad recuerda cada dato y lugar como si fuera ayer, cita autores y fechas, cuenta anécdotas al detalle; por ejemplo, cómo renegociaron la deuda con la crisis del 82, que fue muy seria, que dio lugar a que se introdujeran las llamadas “reformas estructurales”.

“Teníamos mil 200 empresas públicas entre fábricas de bicicletas y de mezclilla, taquerías que se habían rescatado; se redujo y racionalizó el tamaño del Estado, no lo que están haciendo ahora que es austericido”.

Cuando De la Madrid era presidente, menciona, había 60 secretarías de Estado y quedaron sólo 25. “Fue cuando era necesario pasar de una etapa ya fallida de sustitución de importaciones a promoción de exportaciones, y meternos en un mundo global”.

Milei y Yellen

Comenta que hay quienes han contrastado el gobierno de De la Madrid con los programas de ajuste que está realizando el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei.

“Son condiciones distintas, pero algo de lo que tiene Milei coincide con el gobierno de De la Madrid, cuando dijo: Ya no hay plata, estamos en una crisis fiscal y de inflación con deuda de 100 mil millones de dólares”.

Eso es común, pero en su opinión las soluciones no pueden ser las mismas.

Le llama la atención la reciente visita de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a México porque sólo amerita cuando hay una crisis.

Si bien no podremos saber las verdaderas razones de su presencia, cree que está claro que fue para atacar al crimen organizado que trafica con fentanilo y cómo se canalizan las ventas, y el por qué las remesas han dado un brinco.

Seguramente alertó sobre las cuentas de Pemex, sobre su deuda que no puede pagar y qué están haciendo, ya que considera que es un problema de seguridad nacional para Estados Unidos tener una crisis financiera en la frontera norte y se nos caiga el grado de inversión.

Lo bueno

Francisco Suárez Dávila, Francis, como le dicen sus amigos, muestra con orgullo las fotos enmarcadas que tiene de su padre Eduardo Suárez, quien fue secretario de Hacienda con Lázaro Cárdenas y Ávila Camacho, y otros personajes importantes de la historia de México.

Con ese ánimo también reconoce que hay cosas buenas, como la recuperación económica sorpresiva en México para casi todos, ya que las estimaciones de crecimiento van arriba con 3.4% en 2023, y 2.4% para 2024.

Es por factores propios y ajenos como récord en inversión extranjera, la relocalización de empresas, las remesas y las exportaciones.

El gobierno tiene un presupuesto muy alto que está canalizando a la construcción de obras, y también subió el salario mínimo.

Para ser propositivo señala lo que se podría hacer: un acuerdo nacional para tener como meta crecer a 5%.

Se requiere un programa nacional de inversión pública y privada con proyectos bien evaluados, estado de Derecho y financiamiento con Nacional Financiera.

Necesitamos una política industrial y tecnológica que apoye la relocalización, así como una política social no clientelar.

Un sistema de salud universal, de alguna forma reponer el seguro popular, y tener un seguro de desempleo.

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