“Yo soy inocente, yo no construí, no diseñé y no fui Director Responsable de Obra (DRO) del Rébsamen. Jamás fue mi intención que nadie perdiera la vida. Mi familia y yo lamentamos mucho el dolor de las víctimas; los tenemos en nuestras oraciones”.

Son palabras de Juan Mario Velarde Gámez quien, hasta el pasado sábado, cuando se “entregó” la dueña del colegio Rébsamen, Mónica García Villegas, era la única persona encarcelada por la tragedia donde murieron 19 niños y 7 adultos durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Juan Mario, padre de familia con más de 30 años de experiencia en la industria de la construcción, está acusado del homicidio doloso de 26 personas. Para él, su papel es el de chivo expiatorio, a quien quieren hacer pagar por la necesidad tan grande —y manejo político— de encontrar responsables de la tragedia.

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Lo detuvieron en el verano del 2018, mientras recogía a sus hijas del campamento cristiano al cual asistían año con año. Tras una audiencia de más de 15 horas, acompañado de su familia, escuchó cómo lo vincularon a proceso por el homicidio de los 26 fallecidos en las instalaciones de la escuela.

En esa audiencia estuvieron también los papás de los chiquitos que murieron. El dolor de ellos no puede ser descrito, merecen toda la solidaridad y acompañamiento. Merecen que caminemos con ellos en su búsqueda de justicia.

Velarde Gámez era el único detenido por el caso y las fojas interminables de su expediente hacían evidente la prisa de las autoridades por quitarse un peso de encima y encontrar un pagador sobre el cual descargar culpas.

Desde la Torre Médica de Tepepan en la Ciudad de México, Juan Mario entiende y vive el dolor de los padres que perdieron a sus hijos. Nunca había estado en la cárcel y se considera un hombre de bien.

“Firmé un papel que no debí haber firmado en 2014. Yo participé como externo en el trámite de constancia de seguridad estructural a petición de la entonces Delegación de Tlalpan. Pero el único profesional con la facultad para otorgar la responsiva de la constancia de seguridad es el Corresponsable de Seguridad Estructural, de acuerdo con el Artículo 71 de Reglamento de Construcciones de la CDMX”, cuenta.

Explica que existe un segundo trámite que se hizo en junio de 2017, donde otras personas revisaron el inmueble en materia de seguridad.

“La responsabilidad sobre las condiciones de un inmueble caen primero sobre la propietaria, segundo sobre el corresponsable de seguridad estructural cuya vigencia tiene 5 años y después del DRO, cuya vigencia dura 3 años. En último término, en la persona encargada profesional experto en protección civil”, continúa.

La dueña de la escuela, García Villegas, fue detenida apenas el fin de semana. Y el DRO tiene orden de aprehensión pendiente de ser ejecutada.

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Juan Mario no tuvo nada que ver con el Rébsamen desde 2014. ¿Dónde están las autoridades que en 2017 avalaron las condiciones de la escuela donde cientos de niños y niñas estudiaban?

Acusarlo de homicidio doloso, y tenerlo en prisión por ese delito desde hace casi un año, no resiste la mínima revisión jurídica. Para llevar a prisión a Juan Mario, las autoridades desenterraron documentos y así encontraron su inexistente culpabilidad. ¿Dónde están los demás involucrados en este trámite? ¿Dónde están los verdaderos responsables de la tragedia?

¿Fue en 2014 el último estudio estructural que se hizo a la escuela o existe también el de 2017? ¿Por qué se le responsabiliza del asesinato de decenas de personas a quien ni siquiera tenía facultad jurídica de firmar un documento avalando una estructura?

El 19 de septiembre del 2017 no se olvidará nunca. Fue un día que sacudió a México y nos hizo reaccionar como sociedad ante la terrible tragedia que dejó el sismo. Cada muerte que dejó es terrible, pero la de los niños y niñas del Rébsamen conmovió al país entero poniendo la lupa en Tlalpan, cuya jefa delegacional en ese momento era la hoy Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.

El colapso de la escuela que dejó 26 muertos generó un movimiento de padres exigiendo justicia. Y eso es lo que merecen, justicia. Ni chivos expiatorios, ni favoritismo, ni manejo político del caso. Los responsables deben pagar. La dueña debe encarar la justicia, así como el DRO, las autoridades de Tlalpan y el Invea implicadas.

Encarcelar a un inocente, es dejar en libertad a un culpable. A Juan Mario lo acusan de ser el DRO de la obra cuando eso es falso. Su prisión, significa impunidad para el responsable. Los niños muertos y sus familias, no lo merecen.

Directora de Reinserta

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