Lo que a Alejandra Guadalupe Castañón Álvarez más le gusta de México son sus paisajes, los cuales conoció desde los cielos al volar en avión por primera vez. La vicepresidenta del décimo Parlamento Infantil dijo que aunque es bonito, sí hay cosas que le cambiaría: eliminaría la corrupción y la contaminación, y al gobierno de México le pediría que no permita que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, construya el muro fronterizo con que ha amenazado.

“Donald Trump es el presidente de Estados Unidos y quiere construir una barda porque no quiere que los mexicanos pasen. Casi la mayoría de las cosas que hay allá las hemos hecho los mexicanos. Yo le pediría al gobierno que no deje que [Trump] haga la barda y que no regrese a los mexicanos”, expuso.

Le gusta mucho su país, puesto que es “muy bonito”, pero comentó que sí hay cosas que le cambiaría. Si tuviera la oportunidad, al presidente Enrique Peña Nieto le pediría que tomara acciones que beneficiaran a México.

“Me gustaría cambiar la salud, que ya no se contamine tanto el medio ambiente. Hay gente que lo contamina, que quema o tira mucha basura”, señaló.

“Que no haya tanto corrupto, que es como un mal gobierno. Hay veces que hay muchos problemas por lo mismo, afecta mucho. Le pediría al presidente [Peña Nieto] que no hubiera un mal gobierno y que todas las cosas que hiciera fueran buenas para nuestro país, que nos beneficie a nosotros [los niños]”, relató.

Para ella, ese beneficio podría consistir en una mejora para sus vecinos, su mamá y su hermano. Le gustaría ver pavimentadas las calles de su comunidad y que en todas las casas hubiera agua potable y drenaje.

Originaria del municipio de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Ale, como le gusta que le digan, tiene 11 años y estudia el quinto grado de primaria en la escuela Benito Juárez, operada por el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe).

Junto con otros 300 niños de todos los estados fue seleccionada para participar en el décimo Parlamento de las Niñas y los Niños de México 2017, en la capital del país.

En este viaje a la Ciudad de México le han pasado muchas cosas, platicó: subió por primera vez a un avión en su vida y, por primera ocasión también, salió de la comunidad Ribera Guadalupe, donde vive con su mamá Alejandra y su hermano Diego, de 14 años.

Emocionada, platicó que conoció el Congreso de la Unión y recorrió las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP): “Está muy grande y muy bonito todo, esta es una ciudad muy bonita, todos los lugares, nunca había venido. Me ha gustado el viaje y los lugares, están muy bonitos. Me sentí bien, emocionada y a la vez nerviosa cuando me subí al avión”, narró entusiasmada.

Ale aspira a ser maestra cuando sea grande y tener su propia escuela, puesto que para ella, la educación es la posibilidad de acceder a un mejor futuro y no debería negársele a nadie la oportunidad de aprender.

“Me gustaría enseñarles a los niños, tener una escuela más o menos como laica. Hay niños que no tienen la oportunidad de estudiar o se les niega un futuro, entonces, para eso quiero estudiar. Con la educación nos vamos desarrollando y tenemos un futuro, podemos seguir avanzando”, indicó.

Le gustan las clases y piensa que la educación es importante para salir de la pobreza.

Dice estar contenta porque su escuelita está cambiando: antes el plantel tenía pisos de tierra, cuando llovía había goteras que escurrían por el techo de lámina “y a veces entraba agua”, adentro había charcos y el patio se convertía en un lodazal. Con el frío, el aire se colaba por las paredes de lona y madera y los afectaba en sus clases.

El clima decidía si los niños de la escuela comunitaria Benito Juárez tenían clases o no: “Por lo regular cuando llovía temprano, antes de irnos a la escuela, no íbamos, y cuando estábamos ahí, dependía de la hora, nos regresaban o ahí veíamos qué hacíamos”.

Ahora, cuenta, la están construyendo como una escuela “normal”. Lo que más la ilusiona es jugar en las canchas deportivas y aprender entre paredes de concreto: “Ahorita la están construyendo como una escuela normal, le están poniendo lo que son los salones, una barda, los baños y una cancha. Para marzo o abril nos la entregan. Me emocionan las canchas y mi salón, se ve muy bonito”, relató.

Alejandra Álvarez, es madre soltera, se dedica a comprar y vender fierro viejo en Ribera Guadalupe y así es como apoya a su hija, la vicepresidenta del parlamento infantil.

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