La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) manifestó su apoyo a las conclusiones del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de que no existen evidencias que respalden la hipótesis de que en en el basurero de Cocula hayan sido incinerados los restos de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desparecidos el 26 de septiembre de 2014.
Ante esta situación, esta organización exhortó al gobierno mexicano a concentrarse en el seguimiento de las lineas de investigación propuestas por el GIEI, en su informe que presentó en 2015, y en la búsqueda de los estudiantes.
“En lugar de gastar tiempo y recursos para llevar a cabo otro análisis científico del basurero, el gobierno mexicano debería centrarse en la búsqueda de los estudiantes. La verdad de lo sucedido a los 43 normalistas desaparecidos no se encontrará en el basurero”, sostuvo a través de un comunicado.
Los integrantes del EAAF informaron que en el basurero se hallaron restos óseos de 19 personas que no corresponden a los normalistas desaparecidos. Asimismo, el estudio del los expertos argentinos reveló numerosas inconsistencias en la forma en la que el gobierno mexicano llegó a esta teoría, según la WOLA, como son:
El nivel de daño encontrado en el basurero no corresponde al esperado, pues en el lugar se hallaron plantas, las cuales comenzaron a crecer antes de septiembre de 2014 (fecha en la que se dice que los estudiantes fueron incinerados) no habrían sobrevivido al fuego.
El EAAF recuperó miles de pequeños fragmentos de hueso, pertenecientes a por lo menos 19 personas, que habían sufrido daños graves de incendios; sin embargo, no hay evidencia que vincule estos restos a los 43 estudiantes.
A través de imágenes satelitales y muestras de suelo, el equipo forense concluyó que se han producido varios incendios en el basurero por lo menos desde 2010; sin embargo, no hay evidencia de un incendio lo suficientemente grande como para incinerar 43 cuerpos.
El testimonio de los presuntos responsables menciona específicamente el uso de armas cortas (.9mm y .38 súper) y el uso de un fusil tipo AK-47 para matar a los estudiantes. Sin embargo, el 87% de las balas y los casquillos recuperados en la escena no corresponden con las armas mencionadas en el testimonio; sólo 16 casquillos corresponden con las armas especificadas.
Entre por lo menos el 7 y el 28 de noviembre de 2014, el basurero quedó completamente desprotegido y abierto a la entrada pública. Fotos circuladas en el internet muestran miembros del público general en el basurero durante este tiempo.
El 15 de noviembre de 2014, peritos de la Procuraduría General de la República llevaron a cabo una inspección del basurero sin notificar al EAAF. Durante esta inspección, los investigadores del PGR recuperaron 42 casquillos que se encontraron agrupados en condiciones que sugieren que deliberadamente se colocaron en un lugar específico.
El EAAF también afirma que los casquillos fueron encontrados en un área del basurero que ya había sido inspeccionada por el EAAF y los peritos del PGR antes de su descubrimiento el 15 de noviembre.
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