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El papa Francisco comenzó a crear moda. Con tela de raso o más fina, por ejemplo, de shantu, se ha fijado la tendencia para el Día de la Candelaria: vestir a los Niños Dios de forma similar al Pontífice, quien estará en México del 12 al 17 de febrero.
Seguidos de los trajes del Papa, los dedicados a La Misericordia, que es el mensaje principal del viaje apostólico al país del Obispo de Roma, son los que más se venden en la calle de Talavera, en el centro de la Ciudad de México.
En una de las casas de mayor tradición en la confección y venta de estos trajes, con 41 años dedicados a la labor, la familia Uribe prepara a un Niño Dios con una vestimenta especial, ataviado como San Juan Diego, para obsequiarlo a Francisco cuando esté en la capital del país el próximo 13 de febrero.
Karla Uribe, hija de Saúl Uribe, quien inició el negocio, dice a EL UNIVERSAL que “este año los trajes básicos que más se están vendiendo son los de San Judas Tadeo, el Sagrado Corazón, el Señor de la Salud, el Doctor de los Enfermos y está teniendo éxito el de La Misericordia y el del Papa”.
Las cifras no mienten. En el negocio de los Uribe se confeccionaron 15 mil vestimentas del Pontífice y el mismo número de La Misericordia, “que se están acabando”. Un nutrido grupo de empleados profesionales en la costura, el tendido de telas, el armado, empaquetado y venta, entre otros detalles, forman parte del equipo de la familia Uribe, que tiene tres generaciones dedicadas a ataviar a los niños Dios para el 2 de febrero.
Karla cuenta que todo el año trabajan en hacer las vestimentas, a las que se les agregan accesorios, que se empezaron a elaborar desde octubre.
Después del Día de Reyes, cuando se parte la rosca, llega el mayor número de personas que adquieren trajes de 45 diferentes tamaños. Su precio máximo puede ser de 250 pesos.
Son 300 mil vestidos los que se fabrican cada año en el taller de los Uribe, donde también hay un museo de niños donados por diferentes personas, como el que cedió Raquel Espinosa Sánchez, madre del jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.
Suman cerca de 200, dice Karla y “tienen una vibra especial”. Apasionada de estas figuras de yeso, los ve como hijos que se tienen que cuidar, porque sus dueños los llevaron a bautizar, los arrullaron y tienen padrinos.
Para vestir a cualquier Niño Dios, recomienda a las personas hablarles bien. “Aunque la gente los ve como una figura de yeso, cuando tienes fe, es parte de ti y no se dejan vestir si no les hablas lindo. Hay niños que no se dejan o no les gusta la vestimenta y me hacen travesuras y la tiran. Hay que buscarle la que les guste y hablarles con cariño. Así sí se dejan, porque hemos vestido algunos que tienen su carita triste, los cambiamos y el semblante les cambia”.
Con su fe, Karla espera que el Día de la Candelaria no se pierda. “Muchos se van a otras religiones y creo que todas son respetables, pero también opino que no se debe perder esta tradición que es parte de la cultura de México. Se comienza a perder, hay niños que los ven y preguntan a sus papás: ‘¿Qué son esos muñecos?’”.
Son mucho más, para ella son expresión de fe y de cultura. Por eso celebra que ante la llegada de Francisco, ahora tenga éxito la vestimenta del Papa y conforme se acerca la fecha más personas son las que preguntan por el atuendo del Pontífice, por ejemplo, Josefina Padrón quien llegó a comprar un traje del Papa.
“Aprovechando que viene este año lo voy a vestir como él”. A modo de homenaje al sucesor de Pedro, su Niño Dios —que tiene más de 40 años y se ha vestido de diferentes santos— lucirá un traje del Papa.
Juana Melo, una comerciante de la zona, también vestirá a su Niño Dios con un traje similar al que usa el Pontífice. “Desde mi abuela recuerdo que se ha seguido la tradición de vestir al niño Jesús y este año, pensando en el Papa, lo voy a cubrir así”.
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