En instalaciones forenses de Arizona, en EU, 925 cuerpos están en frigoríficos. Nadie los ha reclamado. Son restos de migrantes que al intentar atravesar de manera indocumentada por la zona desértica perdieron la vida.

Sin documentos que permitan una identificación, las autoridades estadounidenses han tomado sus muestras genéticas para conformar una base de datos que abre la posibilidad para su reconocimiento y posterior repatriación a su lugar de origen.

Esta iniciativa, desde 2008, se conoce como el Programa de Reconocimiento de Restos por ADN. Se opera desde la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de manera conjunta con el forense de Arizona, el Laboratorio Bode en Virginia y el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), dependiente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF).

Desde 2005 el trabajo se realizaba desde el Sistema de Identificación de Restos y Localización de Individuos (SIRLI), pero sin un componente sofisticado, sólo se confrontaban las muestras dentales y huellas dactilares.

Hasta la fecha, ambas técnicas han permitido la identificación plena de 479 cuerpos (254 vía ADN y 225 por medio de otras técnicas forenses), que han sido repatriados a sus países.

La SRE presume que los 925 cuerpos que aún están sin identificar pertenecen a centroamericanos, pues ninguno ha coincidido con las muestras de los mexicanos que se han acercado a la dependencia para denunciar la desaparición de su familiar.

Reina Torres, directora general de Protección a Mexicanos en el Exterior de la Cancillería, aseguró que el objetivo ahora es compartir a los países de Centroamérica esta información.

El gobierno mexicano, a través de la SRE, firmó un memorándum de entendimiento con Honduras a fin de que el personal de la cancillería sea capacitado para recoger muestras de ADN de aquellas personas que denuncien una desaparición. Se pretende hacer extensivo a Guatemala y El Salvador.

Rubén Figueroa del Movimiento Migrante Centroamericano, quien ha realizado un trabajo de campo en Honduras para recabar los testimonios de familias que tienen a sus seres queridos desaparecidos en su recorrido para internarse a Estados Unidos, no conoce la iniciativa de la SRE de identificación de restos.

“La iniciativa de la cancillería mexicana es una acción afirmativa pero sería muy conveniente que se tuviera un enlace directo con las organizaciones de migrantes desaparecidos”, comenta en entrevista el activista.

Desde su experiencia hay muchos centroamericanos que reportan que la última llamada que recibieron de su familiar, que atravesaría hacia Estados Unidos, es que estaban a punto de cruzar la frontera por el lado de Tamaulipas o Coahuila. “Es altamente probable que varios de esos 925 cuerpos sean de centroamericanos”.

Pero la demanda es mayor. El Movimiento Migrante Centroamericano quiere que así como se pueden hacer convenios de colaboración entre Estados Unidos y México para la identificación de restos de los que intentan llegar al norte, exista en territorio mexicano un mecanismo de denuncia para que puedan ser investigados.

En México no existe una base de datos de ADN de migrantes desaparecidos. Las organizaciones explican que al fallecer no hay identificación ni algún dato que posibilite su reconocimiento. Los envían a fosas comunes en menos de tres días sin tomarles muestras genéticas.

Figueroa registró en su trabajo de campo, sólo en enero pasado y durante 12 días, que en dos comunidades de Honduras 70 familias reportaron que sus parientes desaparecieron en el tránsito hacia Estados Unidos.

La SRE dice que este 2015 existe una alta posibilidad de capacitar a personal de la cancillería hondureña para que tomen muestras de ADN.

En diciembre pasado los funcionarios de las delegaciones de la SRE fueron capacitados por el Incifo para tomar las muestras genéticas a fin de que no sea necesario el traslado a la ciudad de México de los familiares que reportan la desaparición de su migrante.

Debido a que el mayor número de muertes se presentan en el corredor del desierto Sonora, Arizona —más de 600 personas han fallecido en los últimos cuatro años en esa zona— se realizó el acuerdo con Tucson.

No obstante, últimamente con los cambios migratorios en Texas, la cancillería mexicana trabaja con la Universidad de Baylor, para hacer ahora el muestreo de esa zona. Se prevé que se replique el acuerdo con Texas y California.

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