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Las familias mexicanas destinan 14% de sus ingresos para sortear actos de corrupción, desde las típicas mordidas hasta defraudaciones, advirtió la Arquidiócesis Primada de México, en el semanario religioso Desde la Fe.

Por ello, hace un llamado a los líderes en el Congreso de la Unión, para que escojan como Fiscal Anticorrupción a una persona ajena a la contaminación e intereses de los partidos políticos; “deberá ser un servidor público de impecable trayectoria y compromiso ético, con “un corazón grande, visión amplia y de bolsillo pequeño”.

Con datos del Índice de Percepción de Corrupción 2016, en el que se considera a los mexicanos como poco confiables en el exterior y según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad, en 2015, los costos de la corrupción alcanzaron 906 mil millones de pesos, el editorial señala que la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), ha caminado “por sendas espinosas y difíciles”.

Menciona que la reforma con la que se consumó este nuevo sistema nacional que pretende cambiar de paradigma y dotar al país de nuevos instrumentos para fortalecer la integridad en el servicio público y erradicar la corrupción no ha sido fácil, debido a la falta de agilidad con la que deberían resolverse las cosas.

“Se vuelve a tropezar con cerrazones, intereses y política de partidos que traban el asunto. En el Congreso de la Unión, la parálisis es generada por evasiones, mientras la corrupción trasmina y corroe la sana convivencia de un país que se debate por su futuro”.

El artículo afirma que la corrupción no daña solamente en un sentido económico al país, sino que es el resultado de un “Estado débil donde no hay imperio de la ley o se maneja a modo según sea el cañonazo de billetes. Y cuando se defrauda, algunos se enriquecen y benefician pero otros, los más, entran a la vorágine de pobreza, desconfianza y descomposición”.

Refiere que “el fruto podrido” se hace más evidente, cuando de acuerdo con el Observatorio Ciudadano, el primer trimestre de este años ha sido el más violento en toda la historia del país.

La arquidiócesis encabezada por el cardenal Norberto Rivera, resaltó que desde hace dos años, representantes populares deben a la sociedad la designación de un fiscal anticorrupción, que ha quedado paralizado en el Congreso de la Unión porque los partidos componen y descomponen.

“La orgullosa suficiencia de los partidos políticos parece el narcótico favorito de los líderes parlamentarios para embotar sus sentidos y evadir la corrupción que les salpica”.

El texto concluye que los argumentos de los partidos sólo desprenden el tufo de la podredumbre, y citan palabras del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco: “La corrupción tiene olor a podrido. Cuando algo empieza a oler mal es porque un corazón encerrado a presión entre su propia suficiencia...”.

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