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Joaquín El Chapo Guzmán Loera no sólo regresó al mismo penal del que se escapó el 11 de julio de 2015, sino también a la llamada Zona Diamante y al mismo pasillo en el que se encontraba antes de abandonar la prisión a través de un túnel excavado 20 kilómetros bajo tierra, revelaron autoridades del gobierno federal.

Sin embargo, en esta ocasión no sólo se enfrentará a pisos más gruesos y reforzados con varilla, también estará más vigilado por cámaras de seguridad y más ojos en el centro de monitoreo del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), de la Policía Federal y del propio Sistema Penitenciario, señalaron.

A fin de evitar que El Chapo vuelva a fugarse del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 1, de El Altiplano, el gobierno federal modificó los esquemas de seguridad al interior y exterior del penal.

Entre las medidas que el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS) implementó, está asignar una celda especial al narcotraficante, la cual estará vigilada día y noche por diferentes custodios y personal de Protección Federal de la Policía Federal, detallaron las autoridades.

Los sistemas de videovigilancia contarán de nuevo con equipo de audio en su totalidad, el cual volverá a ser conectado a Plataforma México, pues hasta antes de la fuga del 11 de julio, las cámaras y el sonido estaban enlazados parcialmente, una deficiencia que aprovecharon los servidores públicos que lo vigilaban y lo ayudaron a evadirse hace seis meses.

El número de cámaras también será mayor, pues en el pasado a Guzmán Loera sólo se le vigilaba con dos equipos, uno que estaba en el interior de la celda, pero tenía como “punto ciego” la zona de la regadera por respeto a las garantías del reo; el otro estaba en el pasillo.

Esto cambió y habrá más dispositivos, aunque no se detalló el número ni dónde están ubicados.

A la par del incremento de cámaras, también habrá más personal de monitoreo, y no sólo los cuatro por turno que antes tenían asignada esta tarea. En esta labor se trabajará desde el propio centro de monitoreo del penal, pero también el Cisen y en la Policía Federal podrán vigilar de forma remota las 24 horas la celda del capo.

El piso del área de Tratamientos Especiales del Cefereso también fue reforzado para impedir que el capo, o cualquiera otro de los internos de alta peligrosidad que ahí se encuentran, pretendan utilizar la misma estrategia de construir un túnel para evadirse.

Como lo informó en septiembre pasado Carlos Loret de Mola, en su columna de EL UNIVERSAL, el piso tiene tres niveles de varillas de acero [con un grosor de tres cuartos de pulgada], que conforman una red metálica que impide perforar el suelo.

Los controles de seguridad para el personal que labora al interior del penal se reforzarán a través de un nuevo modelo de seguimiento, tanto a los elementos operativos, como a los trabajadores de las áreas administrativas, indicaron.

En el exterior del penal de máxima seguridad, se mantendrán retenes permanentes para llevar un registro de las personas que ingresan y salen, así como de las que transitan por las inmediaciones de las instalaciones.

Las visitas que en lo particular reciba Guzmán Loera, tendrán mayor control, pues no se permitirá que sean continuos como se presentó hasta antes de la fuga en julio de 2015.

En los alrededores del Centro Federal de Readaptación Social, se llevará a cabo un registro de los predios sin construir, así como de los dueños para evitar que se vuelva a presentar una situación similar que sea aprovechada por otros de los internos, puesto que en julio pasado El Chapo utilizó a terceros para comprar un predio en el que se construyó el túnel que conectaba directamente a su celda, lo que le permitió evadirse.

La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) prepara, además, una reforma al sistema penitenciario del país, con la que se busca mejorar la seguridad al interior de las prisiones, tanto federales como estatales.

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