El ejército de Corea del Norte elevó ayer el tono frente a Estados Unidos y prometió una “respuesta sin piedad” ante cualquier provocación de Washington, que decidió enviar uno de sus portaaviones rumbo a la península coreana. China llamó a la moderación, advirtiendo que con una guerra “nadie saldrá ganando”.

Expertos temen que el régimen comunista realice este fin de semana un nuevo test de misil balístico o nuclear coincidiendo con las celebraciones del 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, primer líder del país comunista. Los festejos iniciaron ya en Pyongyang, donde el régimen reunió hoy a sus unidades militares.

Cientos de camiones plataforma repletos de soldados se alinearon poco antes del amanecer a lo largo de las orillas del Taedong, el río que cruza la capital norcoreana, antes del desfile por la ciudad.

El presidente estadounidense Donald Trump prometió el jueves que se encargaría del “problema” de Pyongyang y anunció el envío a la península norcoreana del portaviones Carl Vinson, escoltado por tres navíos lanzamisiles. También habló de una “armada” que incluiría submarinos. El vicepresidente Mike Pence tiene previsto visitar este fin de semana Corea del Sur.

La comunidad internacional ha advertido a Norcorea contra la realización de un ensayo. Funcionarios de inteligencia citados por la cadena NBC News dijeron que EU está listo para lanzar un ataque preventivo con armas convencionales contra Norcorea si se convence de que esta nación continúa sus planes al respecto. Las fuentes explicaron a la televisora que EU posicionó dos destructores capaces de lanzar misiles Tomahawk en la región, uno de ellos a 480 kilómetros del sitio donde se realizaría la prueba nuclear norcoreana.

Pyongyang mantuvo el desafío. El vicecanciller Han Song Ryol afirmó a la agencia Associated Press que realizará su ensayo cuando lo crea conveniente. Los tuits de Trump, alertó Han, están avivando un “círculo vicioso” de tensiones. Si EU muestra cualquier indicio de “imprudente” agresión militar, Norcorea está dispuesta a lanzar su propio ataque preventivo. El ministro acusó al gobierno de Trump de ser “más sanguinario y agresivo” que el de su predecesor, Barack Obama. Norcorea amenazó también con atacar las bases militares de EU en Surcorea, advirtiendo que las destruiría “en minutos”.

Mientras Trump pasaba el fin de semana en Mar-a-Lago, Florida, el ex secretario de Defensa Leon Panetta alertó que la retórica de Trump hacia Norcorea podría escalar tensiones. “Tenemos el potencial de una guerra nuclear que cobraría millones de vidas. Hay que tener cuidado”, dijo.

China también encendió las alarmas. “Exigimos el fin de las provocaciones y amenazas antes de que sea imposible salvar la situación”, dijo el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, en Beijing tras reunirse con su homólogo francés, Jean-Marc Ayrault. Sin mencionar a Trump, Wang dijo que “el ganador no será el que haga declaraciones más duras o el que enseñe más músculo. Si hay una guerra el resultado será una situación en la que nadie saldrá ganador”.

Rusia también se mostró preocupada. “Pedimos a los países moderación y alertamos de cualquier acción que pueda ser interpretada como una provocación”, declaró a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

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