El neurocirujano Ben Carson, designado hoy como próximo secretario de Vivienda de Estados Unidos, sobresalió durante las primarias republicanas por su discurso alejado de los gritos y aspavientos, cargado eso sí de un profundo contenido conservador, y por sus meteduras de pata y distanciamiento del circo político.


Sin experiencia previa en vivienda y urbanismo, el doctor retirado será el primer afroamericano en el gabinete del presidente electo Donald Trump.


Mientras el resto de los aspirantes se enzarzaban en virulentos ataques, Carson mantenía una calmada mirada que le hizo destacar en un principio y, finalmente, diluirse.


Al reconocer la escasa atención que recibía, en uno de los momentos más sorprendentes de su campaña, el neurocirujano llegó a solicitar que "lo despertaran" cuando alguien le quisiera hacer una pregunta en los debates nacionales televisados.


Después de acabar en último lugar en las primarias de Carolina del Sur, con apenas el 7 % del respaldo, rechazó el pesimismo al asegurar que "había recibido tantos delegados como el resto de candidatos, excepto el ganador", que se los llevó todos.


Carson, de 64 años y único aspirante afroamericano a la Presidencia en 2016, señalaba que su candidatura era una "cruzada" y que de sus meses en el foco público solo había aprendido que la "maldad" reinaba en el ámbito político.

Criado en los suburbios de Detroit por una madre soltera, Carson se convirtió a los 33 años, tras estudiar en las universidades de Yale y Michigan, en el jefe más joven de la historia del departamento de neurocirugía pediátrica del Hospital Johns Hopkins de Baltimore.


Precisamente, sus humildes orígenes en "la ciudad del motor" han sido recalcados por Trump para justificar la designación.


"Ben Carson es un distinguido líder nacional quien superó una problemática infancia en un barrio pobre de Detroit para convertirse en un reconocido neurocirujano", afirmó el presidente electo.


Su asombrosa historia de éxito llegó a inspirar una película en 2009 "Gifted Hands: The Ben Carson Story" ("Manos talentosas: La historia de Ben Carson"), basada en su biografía y protagonizada por el actor Cuba Gooding Jr.

En noviembre pasado, tuvo su momento de gloria al encabezar las encuestas nacionales de cara a las primarias republicanas, por delante de Trump, un animal mediático que acaparó toda la atención electoral, revolucionó el Partido Republicano y finalmente el panorama político estadounidense con su victoria en noviembre frente a la demócrata Hillary Clinton.


El programa político del nuevo secretario de Vivienda y Desarrollo Urbanístico (HUD), que tendrá que ser confirmado en el cargo por el Senado una vez asuma el poder Trump, nunca dejó de sorprender.


Tras un "profundo" análisis, reveló su "sencillo" plan fiscal: un tipo plano del 10 % para todos los contribuyentes y eliminar cualquier tipo de subvención pública.


"Es mucho más simpático que cualquiera de los otros. Eso es muy importante. Nadie va a votar por un imbécil desagradable. La gente votó a Ronald Reagan porque les gustaba. Nadie votó a Barack Obama por su plan fiscal", aseguró Barry Bennett, el director de campaña del neurocirujano a la revista "The Atlantic".


Carson era consciente de su fuerte respaldo entre los votantes evangélicos y cristianos renacidos, que conforman un sólido e influyente sector del ala más conservadora del Partido Republicano.
En una conferencia en la Liberty University de Virginia, uno de los principales centros educativos cristianos de Estados Unidos, defendió su visión "creacionista" y criticó la teoría de la evolución como un "sinsentido".


"Vamos a tener un presidente que está dispuesto a trabajar con el brazo legislativo para poner las cosas en orden de nuevo, específicamente necesitamos legislación para proteger las libertades religiosas de la gente que cree que el matrimonio es entre un hombre y una mujer", señaló al comentar la legalización de las uniones entre homosexuales por parte del Tribunal Supremo.


Respecto al control de armas tras las recientes matanzas ocurridas en Estados Unidos, ha apuntado que, como médico, ha "sacado muchas balas de cuerpos (...). No hay duda de que esta violencia sin sentido es sobrecogedora, pero nunca he visto un cuerpo con balas que sea más devastador que arrebatarnos nuestro derecho a llevar armas. La gente seria busca soluciones serias".


Todo esto dicho, claro está, con una media sonrisa y sin levantar mínimamente el tono de voz.

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