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“Pueden decirle adiós al sueño americano”. Así opina Marie, originaria de Bélgica, y quien explica que emigró legalmente a Nueva York, y paga sus impuestos.

Hace su comentario a unos pasos del hotel Hilton Midtown, en una acera en la que casi una hora antes comenzaron a congregarse para celebrar los seguidores del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Para este otro grupo, el “little guy”, o ciudadano común, hizo que se escuchara su voz en el proceso electoral que culminó en las primeras horas de hoy. “Este país habló. Vamos a tener un líder fuerte y a quién le importa con quién se vaya a dormir”, subraya Matt, un abogado que también se acercó al hotel en que Trump esperó los resultados de los comicios.

Explica que de la mano del próximo presidente de EU se fortalecerá la creación de empleos, gracias al empuje que se espera para el sector de infraestructura.

Conforme avanzaban las horas, en los alrededores del hotel se intensificó la presencia policial y de efectivos del Servicio Secreto, aunque la zona estaba acordonada con barricadas metálicas desde la tarde del martes.

Nueva York, donde tanto Trump como Hillary Clinton esperaron los resultados de la elección, fue el escenario en el que para muchos se desarrolló una jornada sin precedentes, por el alto nivel de participación de su ciudadanía. Fuera de las casillas de votación, a observadores y periodistas locales les llamaba la atención que los neoyorquinos mostraban un interés inusitado.

En el Distrito de los Teatros, donde se ubica Times Square, uno de los puntos clave para los visitantes y para los habitantes de la ciudad, las emociones subían de tono conforme avanzaba la tarde.

En un momento dado, seguidores de ambos candidatos gritaban consignas en contra del respectivo rival. Por un lado, un joven afroestadounidense recitaba a todo pulmón “que se joda Donald Trump” y, a su lado, un personaje denominado Naked Cow-boy (Vaquero Desnudo) entonaba con su guitarra algunas estrofas en contra de la abanderada demócrata.

A unas cuatro cuadras del hotel, en la Torre Trump, la instrucción de los oficiales encargados de la seguridad para quienes pasaban por ahí era clara: “Toma la foto y sigue tu camino”.

Sin embargo, ello no impidió que un grupo de mariachis ofreciera una serenata sorpresa en la acera de enfrente para el candidato republicano, y pese a que también fueron invitados a retirarse, alcanzaron a deleitar a los presentes entonando el “Cielito Lindo” y “La Negra”. A un par de calles, un grupo de seguidores del empresario, con la infaltable gorra roja del eslogan “Make America great again”, esperaban la llegada de los conteos que desde el inicio reportaban buenos números para su candidato.

Además de la gorra, que se podía conseguir a un precio de entre 15 y 20 dólares, se vendían camisetas y botones, para que no faltara un souvenir de la noche histórica para EU y el mundo. “Y esto apenas empieza”, murmuraba un peatón al pasar.

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