Washington. Donald Trump dice que México y China se han llevado millones de puestos de trabajo en Estados Unidos. Pero tal vez debería responsabilizar a los robots.

Cuando el candidato republicano dice que “ya no fabricamos nada aquí”, ignora el hecho de que Estados Unidos tiene una pujante producción industrial. El problema es que las fábricas ya no necesitan emplear tanta gente porque buena parte del trabajo está automatizado.

EU ha visto desaparecer más de 7 millones de empleos desde 1979. La producción industrial, no obstante, se duplicó desde entonces y llegó a 1.91 billones de dólares el año pasado.

Es cierto que, como dicen Trump y otros, el comercio le ha costado algunos puestos de trabajo industrial al país, sobre todo desde que China se unió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 y logró un mayor acceso al mercado estadounidense. Y las industrias que pagan mucho por la mano de obra, como la textil y la fabricación de muebles, emplean menos gente y su producción bajó por la competencia extranjera, que paga salarios inferiores. Pero las estadísticas indican que el principal factor en la desaparición de empleos fue la automatización, no el comercio exterior.

Un estudio del Center for Business and Economic Research de la Ball State University concluyó el año pasado que la gran mayoría de las plazas desaparecidas, casi 88%, fueron víctimas de la automatización y de otros factores que hicieron que ya no se necesite tanta gente.

General Motors emplea casi una tercera parte de los 600 mil obreros que tenía en los años 70 y produce más que nunca. Lo mismo sucede con la industria metalúrgica. Desde 1997, desaparecieron 265 mil plaza en EU, 42% de los empleos, pero la producción subió 38%.

Por eso muchas empresas están volviendo a Estados Unidos, aprovechando los ahorros derivados de la automatización, una energía barata y la proximidad a los clientes.

La Reshoring Initiative, grupo sin fines de lucro que promueve la vuelta de los empleos a EU, dice que el país perdía un promedio de 220 mil plazas de trabajo al año hace una década y que ahora la cantidad de puestos que se van al exterior es compensada por los que vuelven o son creados por la inversión extranjera.

Harold Sirkin, socio de Boston Consulting, afirma que la búsqueda de mano de obra barata en el exterior terminó.

“Dicen que [otros países] se quedan con nuestros puestos de trabajo, pero no, no lo hacen”, asegura.

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