Frío, calculador y con una gran experiencia política, Michel Temer ha sabido aprovechar el poder que tejió entre bastidores durante décadas para saltar a la presidencia de Brasil en el lugar de quien fuera su aliada y le abriera las puertas del gobierno, Dilma Rousseff.

Michel Miguel Elias Temer Llulia, abogado constitucionalista, católico y descendiente de una familia de origen libanés, aficionado a la poesía y a los trajes finos, apenas arrastra 3% de intención de voto, según las encuestas, pero ha jugado hábilmente sus cartas para ocupar, de momento de forma interina, el sillón de Rousseff.

A sus 75 años, el líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más importante del país, asume el desafío de calmar el huracán político que desembocó en el impeachment contra Rousseff, mantener las alianzas que le han facilitado el ascenso al poder y, sobre todo, reconducir la economía y recuperar la confianza de la sociedad brasileña en su desprestigiada clase política.

Temer, un declarado devoto religioso cercano a sectores evangélicos, asume interinamente tras acompañar a Rousseff como vicepresidente desde 2011, liderar durante 15 años el PMDB y ocupar tres veces la presidencia de la Cámara de Diputados, una dilatada experiencia política que le permitió cultivar un importante caudal de influencia en la sombra.

Mientras Rousseff es conocida por su estilo frontal, quienes han trabajado con Temer lo describen como una persona serena que posee un trato poco común entre los políticos brasileños: la paciencia para escuchar a aliados y adversarios con el mismo interés.

El desafío que tiene por delante quita el aliento. Brasil está inmerso en su peor recesión desde la década de 1930, por lo que deberá tomar decisiones rápidas para restaurar la confianza en el país y evitar que se extienda en el país la descripción que de él hizo Rousseff: traidor.

El hoy presidente interino sintió que Rousseff le ignoró y no le permitió ni siquiera cumplir con las tareas básicas ligadas a la vicepresidencia; renunció a articular los vínculos entre el gobierno y el Congreso y blanqueó su distanciamiento con la mandataria en una polémica carta que fue el preludio de la tormenta que se desató después y que ha terminado, temporalmente, con la presidencia de Rousseff.

“Siempre tuve ciencia absoluta de la desconfianza de la señora en relación a mí y al PMDB”, dijo en esa carta, difundida en diciembre pasado, en la que se quejó por sentirse como un “vice decorativo”, “un accesorio”.

Pero Temer es un hombre paciente, conocido por nunca alzar la voz. “Es firme, pero no agresivo. Habla, pero no demasiado. Es un hombre contenido. Ha mostrado que puede negociar con cualquiera, de derecha o de izquierda”, dijo Eliane Cantanhede, comentarista política del diario Estado de Sao Paulo.

“La situación del país es grave. Se necesita alguien con capacidad para reunificar al país”, dijo en agosto. Y se considera el líder perfecto para lograrlo.

Sin embargo, genera dudas. Padre de cinco hijos fruto de tres relaciones y casado con Marcela Tedeschi, una ex reina de belleza 43 años más joven que él, Temer publicó en 2013 un libro de poesía, Anónima intimidad, donde recopiló los versos que acostumbra a escribir en servilletas de papel durante sus viajes.

“Embarqué en tu nave. Sin rumbo. Ni tú. Tú porque no sabías para dónde querías ir. Yo porque ya tomé muchos rumbos sin llegar a ningún lugar”. Palabras premonitorias que Temer, a quien algunos adversarios apodan “mayordomo de película de terror” por su forma de vestir, impecable peinado y lenguaje más bien rebuscado, bien pudo haber dedicado a Rousseff.

Para cumplir su sueño de “salvar” a Brasil, Temer tendrá que esquivar una amenaza de juicio político por razones similares a las que apartaron del poder a Dilma: firmar decretos que facilitaron el maquillaje de las cuentas públicas. Su nombre aparece en investigaciones del Tribunal Electoral sobre la presunta financiación ilegal de la campaña de 2014 y también fue mencionado en un proceso por supuestos sobornos, en 2009, año en que fue distinguido como el congresista más influyente del país.

EFE, con información de Reuters

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