Una manifestación contra el terrorismo y el odio recorrió ayer Bruselas para dar fe de la existencia de una Bélgica muy diferente a la de los atentados extremistas en el Metro y en el aeropuerto de Zaventem el pasado 22 de marzo, y luego de los disturbios protagonizados por grupos de ultraderecha.

La gente viajó en el tranvía con rosas blancas en la mano. En la estación Norte de Bruselas, los soldados vigilaron armados con fusiles. La parada fue el lugar de encuentro para una marcha que reunió a siete mil personas que se manifestaron contra el racismo y en favor de una sociedad pacífica.

Sin embargo, la cifra de asistentes no alcanzó siquiera la mitad de lo esperado —más de 15 mil personas— que llevó a las autoridades a extremar las medidas de seguridad y desplazar el fin del cortejo un centenar de metros más allá de la simbólica Bolsa de Bruselas, cuyas escaleras se convirtieron en un improvisado altar en recuerdo de los fallecidos. “No hay palabras para lo que ha pasado”, declaró François Clarinval, de 50 años y miembro de la federación islámica CSM, uno de los organizadores del evento.

Clarinval es un belga musulmán y para él lo más importante es que la gente comprenda que el islam no es el equivalente al terrorismo.

Leona, de 66 años, hizo el viaje en tren de 20 minutos hasta Bruselas desde Malinas. “Quiero una sociedad afectuosa en la que todos tengan los mismos derechos”, señaló.

A pocos metros estuvo Olivier, de 22 años y quien repartió imanes lilas de su Partido del Trabajo (PTB, izquierda). “Fuck Isis, fuck Racism” (Que se jodan el Estado Islámico y el racismo) se leía en ellos, y más abajo, en letra pequeña: “La solidaridad nos hace fuertes”.

Secaima, una joven de origen marroquí y tocada con el velo islámico quien prefirió no revelar su apellido, declaró: “Me gustaría que el mundo deje de decir que todos los musulmanes son terroristas”.

“Un verdadero musulmán jamás haría daño a otra persona, esto es seguro. Respetamos todas las religiones”, recalcó. Fátima Ayari, una tunecina que lleva años residiendo en suelo belga, coincidió en señalar que los autores de la matanza son “gente que ha estado en prisión”.

Mientras varios asistentes portaban pancartas defendiendo el principio de “vivir juntos” que ha marcado el desarrollo de la sociedad belga, la peruana Judith Teyo señaló: “Hay una pretendida integración y estoy de acuerdo siempre y cuando se valore y se respete lo que teníamos mucho antes de haber nacido”.

La marcha también fue un símbolo contra lo que pasó pocos días después de los atentados en Bruselas. Entonces unos 400 manifestantes de ultraderecha irrumpieron y destrozaron un mitin pacífico en memoria de las víctimas en el centro de la ciudad.

Entretanto, ayer se informó que el partido Movimiento Reformador (MR) propuso el nombramiento de François Bellot como ministro de Movilidad y Transportes, después de que su antecesora, Jacqueline Galant, dimitiera tras ser cuestionada por las carencias de seguridad del aeropuerto. La propuesta del partido liberal MR, al que pertenece el premier, Charles Michel, debe ser ahora confirmada por el rey Felipe de Bélgica.

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