Líderes republicanos, nerviosos por el dominio de Donald Trump en las primarias presidenciales, siguen teniendo opciones para impedir que el multimillonario empresario obtenga la nominación a la Casa Blanca, aunque quizás no todas sean buenas.

Las élites del partido están estudiando a fondo las complejas matemáticas de los delegados, plantean escenarios para una disputada convención e incluso flirtean con una tercera opción. Mitt Romney, el candidato republicano en las presidenciales de 2012, planteó una campaña para anular a Trump en un discurso el jueves, pero no está claro cuánto impacto tendrán sus palabras en unos votantes profundamente decepcionados con los líderes de su formación.

Trump, por su parte, tiene la vista puesta en las elecciones presidenciales. Su campaña se puso en contacto con la oficina del presidente de Congreso, Paul Ryan, para fijar una reunión entre los dos hombres, y el magnate instó a los republicanos a considerar su candidatura como una opción para ampliar el partido.


lsm

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