“Protección, del latín protectio, es la acción y efecto de proteger, resguardar, defender o amparar a algo o alguien. La protección es un cuidado preventivo ante un eventual riesgo o problema”.

El pasado 20 de diciembre, una terrible explosión ocurrió en Tultepec, conurbado de la zona metropolitana del Estado de México, en el mercado de cohetes San Pablito; con un trágico resultado de varias decenas de personas fallecidas y más de 70 lesionados.

A escasos ocho días previos, el director general del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, Juan Ignacio Rodarte Cordero, había considerado a este mercado como el más seguro, en su tipo, de Latinoamérica.

Amén de que es una actividad productiva con la cual se sostienen miles de familias de manera directa e indirecta, que forma parte de una tradición ancestral donde los artesanos pirotécnicos son reconocidos a nivel mundial; la peligrosidad del manejo de sustancias explosivas requiere no sólo de normatividad para su manejo, almacenamiento, elaboración y distribución, sino de capacitación, prevención y vigilancia para que no ocurran accidentes de consecuencias funestas.

El siniestro evidenció las declaraciones y una falta de atención de varios sectores involucrados: habitantes, vendedores, compradores, autoridades responsables y preventivas, me explico:

La capacitación que se les ha proporcionado a los artesanos que se dedican a este peligroso pero recurrente oficio del manejo de pólvora y elaboración de cohetes, ha sido satisfactoria, pero no ha llegado a todos los habitantes del poblado, pues debe hacerse llegar a las familias de los artesanos, a sus hijos, ascendientes y descendientes, toda vez que las afectaciones victimizan a todos, en mayor o menor medida, por igual.

Las personas que acuden a buscar y comprar la pirotecnia deben conocer y saber manejar este tipo de productos peligrosos, estar capacitados para su transportación y almacenamiento, así como de las medidas mínimas necesarias para acudir a este tipo de centro de abasto, no llevando ni exponiendo a menores de edad.

Las autoridades, llámese municipales (comercio, protección civil, seguridad pública) deben aplicar la normatividad establecida, con rigurosidad, sin descuidarse ni permitir el relajamiento del ordenamiento y la norma jurídica, pues las consecuencia son letales.

La Secretaría de la Defensa Nacional, institución encargada de supervisar la compra, almacenamiento y destino de los explosivos, así como de las medidas de prevención para el manejo de la pólvora, debe ser estricta en su función y responsabilidad, por sí o por interpósita institución coadyuvante.

No es la primera vez que Tultepec ha sufrido este tipo de siniestros, pues con anterioridad se han tenido pérdidas humanas que lamentar. El riesgo es constante y latente. Las recomendaciones salen sobrando después de una desgracia.

La destrucción total del mercado y la afectación directa de aproximadamente 2 mil 500 personas al momento de la conflagración no debe ser un aviso para las autoridades, habitantes y compradores, debe ser un motivo para que se apliquen medidas estrictas y seguras en este lugar y en todos aquellos dentro del país donde se elaboren, comercialicen y utilicen productos explosivos.

¿Se debe volver a construir el mercado San Pablito? La respuesta es afirmativa, pues la actividad comercial continuará, se elaborarán cohetes y se comercializarán en el mercado negro si no se permite dicha actividad. Mejor regularla y aplicar medidas estrictas de seguridad y normativas para evitar estos siniestros.

Maestro en Política Criminal

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses