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Sus manos, su cuerpo, su mente y sobre todo su corazón están enfocados en hacer de cada objeto una obra maestra.
La encomienda no es nada sencilla, pero desde hace varios días ha puesto toda su energía y conocimientos que le enseñó su padre para cumplir con la responsabilidad que le fue conferida.
Para Víctor Huesca Díaz, un artesano de 55 años de edad, quien fabrica el altar que utilizará el 14 de febrero el papa Francisco durante la eucaristía que ofrecerá a 300 mil personas, este es el reto más grande de su vida, pero es al mismo tiempo el honor más grande que alguien puede tener.
El Instituto de Investigación de las Artesanías en el Estado de México (IIFAEM) lo recomendó con la Diócesis de Ecatepec para elaborar parte de los elementos litúrgicos que revestirán la misa del Sumo Pontífice.
“Estas oportunidades hay que aprovecharlas, son una vez en la vida; de sentir una gran responsabilidad, claro que sí, he dormido pocas horas, cuando duermo sueño con lo que falta, con los compromisos y me siento muy motivado, bendecido por haber sido considerado en tan importante proyecto”, contó.
El olor del cedro rojo que utiliza para todas las piezas invadió el taller ubicado en la colonia Granjas Guadalupe desde hace cuatro semanas, cuando inició el trabajo creativo.
En ese espacio se juntan 20 pares de manos expertas que transforman la madera en candelabros, cruces, bancos, portaciriales y ciriales, el púlpito, credencia, que es una mesa en la que se colocan ostias y vino, y la sede, o la silla, que empleará el primer papa latinoamericano.
El altar mide 12 metros de largo por dos de ancho y uno de altura, está seccionado en seis módulos, los cuales ensamblarán días antes a la misa, mientras que la silla papal mide 1.70 metros de respaldo y pesa 45 kilogramos.
Los muebles que son entintados en color nogal semimate, y que podrán ser vistos por los 300 mil feligreses, son sobrios y con detalles discretos, como lo pidió la Diócesis de Ecatepec para representar la sencillez con la que se conduce Su Santidad.
Víctor Huesca, quien aprendió desde niño cómo tallar la madera para hacer muebles, confesó sentirse pleno, satisfecho porque la magna obra casi está lista.
Han sido horas sin descanso en las que ebanistas, tapiceros, torneros y barnistas ultiman detalles de los muebles para instalarlos en el predio de 45 hectáreas de la zona de El Caracol.
Han sido días de mucha emoción e ilusión, todo el tiempo estamos ocupados, todos llevamos una relación muy tersa y de entendimiento, realmente es un ambiente de armonía y trabajamos con la misma ilusión”, narró.
Don Víctor, recordó que fue su padre quien le enseñó a tallar la madera y considera que la fórmula del éxito radica en tener 1% de inspiración y 99 de transpiración. Siente que hay que sudar la camiseta, levantarse temprano, que cuando alguien se compromete con un proyecto y le dedica energía y trabajo, llega el triunfo.
“Sigamos poniendo en alto el nombre del municipio, hagamos todas nuestras actividades con el corazón en la mano, que le pongamos esfuerzo y dedicación, y seguramente, lograremos todos los éxitos que nos propongamos”, dijo.
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