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Alarmados por los fuertes vientos que resonaban afuera de su cabaña, Jesús Miguel Rodríguez, su hermana y su sobrina abandonaron el inmueble justo antes de que el brazo de un árbol destrozara la habitación en la que se encontraban.

Desde el pasado miércoles, cuando ocurrió el siniestro en la colonia La Pila, delegación Cuajimalpa, Jesús y su familia tuvieron que mudarse a la casa de unos amigos, ubicada en la misma zona.

“Decidimos que era mejor salirnos, alcanzamos a evacuar cuando vimos que se cayó el árbol, varios vecinos se han visto afectados por esta situación”, comentó el joven, quien junto con su padre acudió a sacar cosas de la vivienda, ubicada en la calle Ahuilizapan, colindante con un área boscosa.

Jesús fue ayer a la sede delegacional a pedir ayuda con el retiro del árbol y algún recurso económico, pues los exprimidores y otros objetos que usan para su negocio de venta de jugos quedaron inservibles; sin embargo, dijo que sólo le ofrecieron pernoctar en un albergue y no le definieron si sería retirado el tronco.

Añadió que llevan 30 años de vivir en el mismo sitio y al preguntarle si su casa está dentro de suelo de conservación, comentó que hay un proyecto para que se otorgue uso habitacional y por ahora se considera “pequeña propiedad dentro de la comuna de San Lorenzo Acopilco”.

Como Jesús, varias familias en La Pila viven días tensos por los ventarrones que iniciaron la madrugada del pasado miércoles en toda la capital y que en La Pila van acompañados de caída de aguanieve y mucho frío.

La caída de árboles por el viento ha afectado a unas cuatro viviendas en las colonias Loma del Padre, Rincón de las Lomas, Cuajimalpa centro y La Pila, según datos de la delegación Cuajimalpa, que informó que labora a su máxima capacidad para atender las emergencias.

“Mis hijas dicen que les da mucho miedo el chiflido del viento y por eso nos alojamos en casa de su abuela”, comenta Joel Santiago, quien vive en segunda cerrada de Las Cruces, también en La Pila.

En su vivienda de madera y techo de lámina no ha habido daños hasta ahora, pero comentó que por seguridad se fueron a la otra vivienda, con techo de loza.

“Son aires muy fuertes y no hay de otra, nos abrigamos con dos o tres suéteres y hasta dos pantalones”, platicó el vecino.

En otra vivienda, José Merced Carrasco repara una puerta de alambrón que tiró el aire y cuenta que unos corrales también se dañaron, además de que el fuerte frío provoca enfermedades respiratorias frecuentes.

“Nos hemos enfermado, tenemos tos y gripe, pero hay que hacer las cosas”, dijo el señor mientras repara la puerta de su vivienda.

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