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Abortar a los 16 años de edad, fue para Marí Rodríguez una decisión difícil, pero acertada. “Fue un poco traumático debido a cómo era mi relación [con su pareja]. Sí me dolió, sobre todo, por el hecho de que vi el ultrasonido y mis emociones eran muy frágiles”, destaca.

La joven afirma que, a pesar de lo vivido en ese momento, no se arrepiente de su decisión y considera que hizo lo correcto.

“Ese niño o niña, si hubiese nacido, viviría un horror en estos momentos”, destaca Marí, quien asegura que la despenalización del aborto en la Ciudad de México hace 10 años fue un paso muy importante.

Destaca que es relevante que este derecho continúe, puesto que mujeres como ella o en situaciones peores necesitan que el servicio se otorgue, sin críticas y con toda seguridad.

Para ella, la determinación de abortar en el año 2012 fue fundamental para continuar con sus estudios y poder trabajar.

Hoy en día, a sus 21 años de edad, dice que cuando esté lista y se sienta plena con una pareja “tal vez tenga algún bebé”.

Recuerda que se embarazó cuando vivía una “relación muy insana y con demasiados problemas” con su ex pareja, con quien al tener relaciones sexuales practicaba el coitus interruptus; pero, en el marco de un problema que tuvieron, el joven no siguió debidamente el método anticonceptivo referido al momento
de eyacular.

“Vi cómo tuvo el orgasmo, pero fue muy raro, me quedé helada, así que le pregunté: ‘¿Qué pasó?’. ‘Si ya sabes qué pasó’, fue su única respuesta”. Considera que fue una acción para se quedará con él y no diera por terminada su relación.

“Al principio lo callé todo por miedo”. Yadira “L” tampoco se arrepiente de haber abortado. Ella se práctico un legrado a los 25 años de edad, tras haber quedado embarazada de quien entonces era su novio, quien asegura la maltrataba tanto de forma física como emocional.

“Había golpes, insultos, abuso sexual, constantemente era forzada a tener prácticas sexuales con las que no me sentía cómoda”, recuerda la joven de 27 años de edad.

“Cuando me enteré del embarazo me llené de miedo, no sabía cómo iba a reaccionar él, así que decidí abortar”, comenta.

“Al principio lo callé todo por miedo, por la presión; sin embargo, una de mis hermanas me apoyo hasta el final y, gracias a ello, pude interrumpir un embarazo no deseado y terminar esa relación violenta”.

Yadira resalta que, gracias a que hace 10 años fue despenalizado el aborto en la Ciudad de México, pudo recurrir a recibir el servicio en una clínica pública, sin temor a sufrir alguna represalia jurídica.

“El método fue muy rápido y pude irme ese mismo día a casa”, recuerda la joven.

“Sigo pensando que fue una de las mejores decisiones que he tomado, nunca me he sentido culpable, porque realmente no estaba en condiciones de tenerlo”, concluye.

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