Washington.— En un acto rodeado por la polémica y la reivindicación de la herencia católica e hispana, Francisco canonizó ayer a Junípero Serra, el misionero español de la orden franciscana que es considerado por algunos como el “fundador” o el “apóstol” de California.

Junípero Serra “buscó defender la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían abusado... Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos”, dijo el Sumo Pontífice en la misa de canonización celebrada afuera de la Basílica de la Inmaculada Concepción, a la que asistieron unas 25 mil personas.

Beatificado por el papa Juan Pablo II en 1988, la canonización de Serra es vista como un reconocimiento tardío aunque obligado por la creciente presencia de la comunidad católica de origen hispano que hoy es responsable del renacimiento de la Iglesia.

Hoy, 27% de los católicos declarados en EU han nacido fuera del país y sus descendientes son considerados como la tabla de salvación para una institución que ha vuelto a emerger gracias a los inmigrantes de origen hispano. Sin embargo, la canonización ha sido criticada por distintos sectores, incluyendo los representantes de la tribu indígena de la nación Ohlone Costanoan-Esselen, en California, quienes consideran que la evangelización que llevó a cabo Serra no estuvo exenta de muerte y dolor entre la comunidad indígena.

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