El ex tricampeón mundial de box, Julio César Chávez, dijo que si él fuera presidente de la República o gobernador implementaría una ley para aplicar la pena de muerte a secuestradores y violadores a fin de dar un escarmiento a todos “los cabrones matones” que se dedican a quitar la vida a inocentes.

En su clínica de rehabilitación de adicciones, rodeado de fotos y reconocimientos por su trayectoria, puntualizó que la pena de muerte que él aplicaría sería “quemarlos vivos ante la sociedad como escarmiento”.

El pugilista pidió una disculpa al gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid, por las palabras que vertió en su contra en el sentido de incompetente, puesto que estas le surgieron en un momento de coraje por el asesinato de su hermano, Rafael Chávez, El Borrego.

César Chávez admitió que se equivoco al presumir que al gobernador Vega de Lamadrid lo habían enterado del asunto, ya que el hecho se lo encargó a un amigo para que llevara el mensaje luego de que trató de tener comunicación con la autoridad municipal de Tijuana.

Explicó que el FBI, durante la preparación física de su hijo Julio César, lo alertó para que abandonara Tijuana pues corría peligro, al igual que su hija Nicole, de ser secuestrado.

Dijo que ya tuvo comunicación con el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, para conocer los avances de la investigación del asesinato de El Borrego, el cual se derivó de un asalto en el que participaron tres personas.

Aclaró que ante las diversas interpretaciones que se han dado a sus palabras, sobre sus amistades de todo tipo, su postura es que sea la justicia la que castigue con todo el peso de la ley a los asesinos de su hermano.

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