La relación del presidente de Estados Unidos Donald Trump y el vocero de la Casa Blanca, Sean Michael Spicer ha llamado la atención de politólogos y analistas que consideran que ambos han formado un frente en común para dar guerra a la prensa.

Pero también se ocupan de ellos los comediantes de Saturday Night Live. En su emisión del fin de semana, el programa hizo otra vez una parodia de Spicer y sus constantes choques con los reporteros de la Casa Blanca, esta vez con relación al tema del despido del director del FBI, James Comey. Durante la semana, a Trump se le acusó de haber despedido al funcionario sólo para que no siguiera investigando su relación con Rusia.

En el sketche, Spicer (interpretado por Melissa McCarthy) dice: “Trump es inocente ¿cómo lo sé? Porque él me lo dijo”. Ante la insistencia de los reporteros, Spicer desprende una columna y la lanza sobe ellos. “Sinceramente espero haber matado a alguno”, dice.

Después de ser cuestionada por los medios de comunicación sobre si no será él al que Trump despida próximamente, Melissa emprende un viaje a Nueva York en busca de respuestas a la Trump Tower donde exige hablar con el presidente Donald Trump.

Sin embargo, no logra localizarlo hasta New Jersey, en donde tiene una explicación que la hace sucumbir en los brazos de Trump (personificado por Alec Baldwin).

Ambos terminan no sólo abrazados sino besándose a pesar de que Spicer-McCartney se rehúsa en un principio. “Estoy casado”, le dice. Trump-Baldwin responde: “Yo soy famoso, está bien”.

No es la primera vez que Michael Spicer es criticado por sus ruedas de prensa donde contesta con evasivas, y hacen mofa de su evidente gusto por la goma de mascar. Saturday Night Live deja clara una oposición en la era de Trump. 

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