A las 7:32 pm de la tarde empezó todo. Los agentes de seguridad llegaron a la sala de prensa donde EL UNIVERSAL se encontraba y sólo dijeron, “salgan rápido y no hagan preguntas”. Desde el balcón del recinto se podían observar ya a los ríos de gente que abandonaban las salas de proyecciones.

Al bajar las escaleras de los seis pisos que conforman el Palacio del Festival, un edificio de congresos que alberga todas las actividades del certamen, los rostros de los periodistas mostraban la confusión y el miedo. Después de unos minutos, ya afuera del recinto empezó a surgir información.

Un policía contó al periódico que se había encontrado un paquete sospechoso y se había decidido crear de inmediato un perímetro de seguridad. Después de aproximadamente 20 minutos se volvieron a abrir los accesos a las salas adyacentes al Palacio del Festival.

Estas horas de la tarde suelen ser las más animadas pues siempre en torno a la alfombra roja se reúnen cientos de personas para ver pasar a las estrellas pero también para disfrutar de la música y el ambiente que surge por los altavoces. Los fines de semana en especial, suele haber más gente.

Después del incidente todo estaba en silencio. Finalmente y poco a poco se intentó volver a la normalidad. Las salas reiniciaron sus proyecciones y los periodistas comenzaron a regresar al Palacio. Pero hay miedo, pues desde que comenzó esta edición del Festival más importante del mundo se sabía que la seguridad sería un gran reto.

Tan sólo a media hora donde se realiza está la ciudad de Niza en donde el pasado 14 de julio hubo un atentado que dejó más de 86 muertos y 434 heridos.

Francia atraviesa por un periodo muy complicado respecto a la amenaza terrorista y un evento con más de 3 mil periodistas acreditados y otros muchos cientos de personas que asisten relacionadas a la industria es un territorio sensible por eso este año las medidas de seguridad del Festival de Cannes han incluido francotiradores en los techos y balcones a la hora de las alfombras rojas, una fuerte presencia policial por todas las calles aledañas a los grandes eventos, detectores de metal en las entradas a las proyecciones que han ralentizado muchísimo los accesos e impedido que las funciones comiencen puntuales –algo que siempre había sido sagrado en Cannes- Incluso en los accesos a la alfombra roja, antes de llegar a ella, los asistentes se encuentran con un promedio de doce policías bien armados que custodian todo el trayecto.

El terrorismo ha cambiado todo en el mundo y Cannes no es la excepción.

rad

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