La Ciudad de México vive desde hace tiempo su propia transición democrática. Hace más de dos décadas, el entonces Distrito Federal dejó de ser un apéndice del gobierno federal y por primera vez tuvo un proceso para elegir a sus gobernantes. Una figura relevante de esta evolución fueron los delegados en la capital, quienes durante años fungieron como contrapeso del gobierno local.

Hace casi dos años un Congreso Constituyente aprobó la nueva Constitución de la capital. Ello derivó en varios cambios trascendentes: desapareció el Distrito Federal, la recién nombrada Ciudad de México se convirtió en la entidad 32 del país, los delegados y las delegaciones pasaron a ser alcaldes y alcaldías. Con el federalismo como base, se ha fortalecido lo local y al impacto que tiene en la vida de la ciudadanía.

Sin embargo, esta transición democrática continúa su trayecto, no sin dificultades. Una de ellas, de la que EL UNIVERSAL da cuenta hoy en estas páginas, es la compleja relación existente entre los alcaldes y los concejales de cada demarcación. Los concejales son una nueva figura para la capital, pues toman parte en las decisiones públicas y deben trabajar de la mano con el titular de su alcaldía.

De acuerdo con lo que informa este diario, existe un desencuentro entre alcaldes y concejales por el papel de estos últimos en la vida pública local. Los concejales aseguran que son relegados de las decisiones de la alcaldía, lo que se agrava si son de partidos políticos de oposición, además de que no cuentan con los recursos ni el apoyo institucional para llevar a cabo su labor.

En contraste, los alcaldes reportan progresos en cuanto a acuerdos económicos con los concejales, sobre todo en lo que toca a sueldos y equipamiento de oficinas. Algunos alcaldes indican que los concejales efectivamente son incluidos en las reuniones en las que se toman decisiones que afectan a la ciudadanía.

El hecho es que los concejales deben estar actualmente en situaciones adecuadas para trabajar. Hace dos meses comenzaron sus labores, pero no la cumplen de manera adecuada, a pesar de que el Presupuesto de Egresos 2018 previó el uso de 310 millones de pesos para fortalecerlos. Hoy los recursos no han fluido adecuadamente por medio de las alcaldías.

En la vida democrática es benéfico contar con opiniones distintas, más si provienen de amplios grupos ciudadanos, como es el caso de los concejales. Los alcaldes en la Ciudad de México deben apoyar el trabajo de los concejales en sus demarcaciones, aun cuando sean de partidos de oposición. Escuchar opiniones diversas ayuda a hacer un mejor gobierno, y escuchar a la sociedad debe ser el objetivo de toda administración pública. La vigilancia mutua entre poderes beneficia a la sociedad.

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