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En medio del mar, existe una isla que desafía la imaginación. Es tan escarpada que luce como una montaña que emergió entre las olas. Y aun así, alguna vez hubo quienes hicieron de este caprichoso territorio su hogar. Lo comprueban las construcciones de piedra que siguen en la cima y una larga escalinata, no apta para miedosos, que conduce a ellas. También es el sueño de todo ermitaño, pues no parece que muchas personas lograran llegar hasta aquí. Tal vez por eso se convirtió en el escondite de Luke Skywalker en “El Despertar de la Fuerza”.

Es Skellig Michael , paisaje que sirvió como locación para el Episodio XVII de “Star Wars”. Desde 2016, fanáticos de la saga llegan hasta Irlanda para conocer el sitio. Sin embargo, su mérito va mucho más allá del cine.

La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad porque en las alturas aloja un monasterio que fue construido en el siglo VI, cuyo grado de conservación es sorprendente.

El gran misterio: ¿cómo era posible que alguien viviera aquí?

¿Te atreves a subir?

Skellig Michael, también declarada Reserva Natural, tiene una isla hermana: Little Skellig. Ambas se localizan al suroeste de Irlanda. Una de las ciudades más cercana a ellas, Portmagee, queda a cinco horas en auto desde Dublín.

St. Fionan, el monasterio que se asentó en Skellig Michael, fue uno de los primeros que se levantaron en todo el país. Al parecer, los monjes que residieron aquí durante la Edad Media no temían para nada los retos que les imponía el clima. Construyeron sus cabañas de piedra en lo alto de la isla, la cual está, aproximadamente, a 12 kilómetros del continente. Sus hogares, cuya forma se asemeja a una colmena, estaban construidos de tal manera que no se filtrara el agua de lluvia.

Cada mañana, estos hombres bajaban 618 escalones para ir a pescar su alimento. También pasaban el día rezando en su iglesia y estudiando. Así fue hasta el siglo XIII, cuando se convirtió en un lugar de peregrinaje.

Hay dos tipos de cruceros para conocer la isla. Muchos touroperadores, como Skellig Michael Cruises, se establecieron en Portmagee. El recorrido más común (y el más buscado) te da la oportunidad de bajar del bote y subir hasta aquel antiguo monasterio.

Parece tarea sencilla, pero la escalinata que lleva a la cima implica ascender alrededor de 180 metros. Eso sí, la vista es inigualable. Basta con tener buena condición física y, por supuesto, no voltear a mirar las furiosas olas debajo de ti.

Deben seguirse horarios estrictos al visitar, pues el clima es tan desafiante que en cualquier momento la marea puede dificultar el regreso. Verano y otoño son las mejores temporadas.

Carismáticos vecinos

Las aves tienen bastante protagonismo en las islas. Sobre todo en Little Skellig. Es la segunda colonia de alcatraces más grande del mundo y es un buen sitio de avistamiento de frailecillos. Esta última especie es especialmente llamativa: son parecidos a los pingüinos, pero en una versión más pequeña y con un gran pico naranja.

Los touroperadores que exploran Skellig Michael normalmente ofrecen la opción de pasar por Little Skellig para observar a los pájaros.

En tierra firme

The Skellig Experience ( ) es un centro de visitantes dedicado a estas maravillas naturales. Sin embargo, se ubica en Valentia Island, otra isla, que está unida a Portmagee por medio de un puente y toma solo unos minutos llegar hasta ahí.

Las exhibiciones se centran en varios aspectos de Skellig, como historia, arqueología y fauna. Posee réplicas de las cabañas cercanas al monasterio y explica a detalle cómo era habitar la isla.

Si eres fanático de “Star Wars”, hay dos alojamientos que no puedes perderte. The Moorings ( ), en Portmagee, fue visitado por el equipo de producción de “El Despertar de la Fuerza”. Y el hotel Butler Arms ( ), a 20 minutos de Portmagee, tuvo entre sus huéspedes a Mark Hamill.

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