Hay un lugar llamado Costa Esmeralda. No, no es nuestra versión veracruzana. Pocos sabían que existía y mucho menos lo consideraban como posible destino turístico. Este paraíso se encuentra en Nicaragua.

"Por tener una historia trágica de guerra y dictadura, el desarrollo económico y turístico de Nicaragua se fue atrasando", dice Juan Ponce, un instruido guía turístico que trabaja para el Mukul Beach, Golf & Spa , el primer hotel cinco estrellas de Nicaragua, que abrió en 2013 frente a una preciosa playa de acceso terrestre privado llamada Manzanillo.

Camino de volcanes

A solo minutos de salir de Managua, la capital, con los termómetros fijos en 30° C, un tráfico que no da tregua y conductores que manejan a cornetazos, el entorno se llena de vegetación, con pequeñas casas de campo desperdigadas entre los matorrales. También se comienzan a ver los clásicos transportes nicaragüenses, que en realidad son viejos autobuses escolares estadounidenses reciclados como transporte público.

Al fondo va apareciendo otro de los íconos naturales del país: sus volcanes. Nicaragua tiene al menos 27 cumbres volcánicas , de las cuales siete están activas y se cuentan entre las más grandes atracciones del país. A uno de ellos, el Masaya , que queda a medio camino entre Managua y Rivas, incluso se puede llegar en carro hasta el cráter y, si se va en la noche, puedes ver cómo brota la lava tan roja como si fuera sangre.

Los caminos lucen bien pavimentados. La ruta que va hacia el hotel Mukul, con adoquines que parten desde el poblado de Tola, no tiene más de un año. Anteriormente (suelen repetir los lugareños) todo esto solía ser un barrio y a la mayoría de las playas solo se podía llegar en autos todoterreno o a pie.

Persiste  el entorno rural

En Tola, por ejemplo, se ven más yuntas de bueyes que autos; los taxis son en realidad bicicletas que llevan carritos donde la gente va sentada, y no pocas familias se mueven en carretas tiradas por caballos. Las casas lucen desvencijadas y enmohecidas y ahora, como es la estación lluviosa, la selva húmeda a veces parece que fuera a tragárselo todo.

Por eso, al llegar finalmente al hotel, que no se anuncia con ningún letrero (mukul se traduce como "secreto" en maya, y se trata precisamente de eso: un lugar secreto, privado), la sorpresa es grande.

Está en Nicaragua, pero no lo parece

En 1989, un avión que iba de Nicaragua a Miami con 189 pasajeros cayó en las montañas de Honduras. Solo 10 sobrevivieron. Entre ellos el empresario nicaragüense Carlos Pellas y su esposa Vivian. Los Pellas han sido históricamente una de las familias más ricas de Nicaragua: son dueños del famoso ron Flor de Caña y, además, tienen compañías aseguradoras, bancos y concesionarios automotrices.

El resort Mukul, ­una enorme propiedad de 675 hectáreas, con 37 villas, dos restaurantes gourmet, un spa con seis cabinas individuales, un campo de golf de 18 hoyos diseñado por David McLay Kidd e incluso un lujoso proyecto inmobiliario llamado Guacalito de la Isla­, también le pertenece a la familia.

El proyecto tuvo un costo de 250 millones de dólares y nació precisamente después de este accidente: tras el milagro, los Pellas decidieron que, en adelante, también intentarían aportar al desarrollo del turismo y la infraestructura de Nicaragua.

Nicaragua: no creerás que existe este paraíso terrenal
Nicaragua: no creerás que existe este paraíso terrenal

(Foto: Cortesía Mukul Beach Golf and Spa)

El hotel es un destino en sí mismo, pero está rodeado de maravillas que el Universo no perdonaría que el visitante no se animara a conocer. Por ejemplo, Está Granada, una antigua ciudad colonial a orillas de un lago. Fue fundada en 1524 y siendo una de las urbes más antiguas de América, todavía conserva su esplendor arquitectónico que bien merece muchas fotos.

Ceniza de embarque es una actividad imperdible en el volcán Cerro Negro: consiste en deslizarse sentado en una tabla sobre las laderas cubiertas de arena negra. Pero también hay liberación de tortugas, un campamento de surf solo para mujeres, el Bikini Surf Camp de la surfista Rachel McKendrick. Los paquetes incluyen clases de surf, alojamiento en refugios íntimos y seguros, programas de bienestar y actividades de naturaleza.

Y si buscas una luna de miel diferente, voltea hacia el centro de América. Nicaragua tiene paisajes únicos que podrían enamorarte.

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