Ha sido considerada “uno de los 10 trabajos arquitectónicos más innovadores e impresionantes de 2016”, “una obra de arte” y “uno de los nuevos edificios más bellos de China”. La Casa de la Ópera de Harbin es todo eso y también un edificio que parece de otro mundo.

El primer espectáculo que ofrece The Harbin Opera House (THOH), además de los que se desarrollan en su interior, es la propia arquitectura, abierta en 2016.

Es una gigantesca estructura sinuosa, que incluye dos salas de conciertos y una gran plaza pública y se asemeja, por dentro y por fuera, a una nave interestelar llegada a la Tierra.

En los humedales de Harbin, una urbe de la región de Manchuria, la THOH fue diseñada en respuesta a la fuerza y el espíritu del desierto indómito y el clima gélido.

El edificio parece esculpido por el viento y el agua; se integra con la naturaleza y recibe una transfusión de la identidad, el arte y la cultura de Harbin, reconocida por la Unesco como la ciudad de la música.

Arquitectura y paisaje

Su fachada es curvilínea, recubierta de suaves paneles de aluminio blanco que emulan el paisaje de los alrededores. La ondulante masa arquitectónica se levanta en la Isla Cultural de Harbin, un complejo dedicado a las nuevas artes.

En el vestíbulo conviven elementos como el cristal y las formas lisas y facetadas, que hacen referencia a la nieve y el hielo. Las escaleras revestidas de madera esculpida dan acceso a los teatros, cuyos balcones y zonas elevadas con asientos recuerdan grandes cuevas naturales.

El público en general puede explorar los caminos tallados dentro de la fachada y ascender a la cima, como si estuvieran recorriendo la topografía local. En la parte más alta de esos senderos del tejado, los visitantes descubren un espacio abierto que sirve de plataforma de observación.

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